Sin tanto rollo

Eduardo González Silva

La tarde del 27 de mayo de 2003 la segunda edición de “Últimas Noticias” (ya desaparecida) del periódico Excélsior, publicó en el cintillo de su portada: Científicos Hacen Pruebas para Atacar la Enfermedad…, Vacuna Contra el SARS.
Un cable difundido por la agencia internacional de noticias Reuters, fechado en Hong Kong, dio cuenta al mundo desde ese entonces del número de muertes y personas contagiadas por el letal patógeno, que hoy en este 2020 tiene de rodillas a todos los seres humanos que habitamos el planeta tierra.
De acuerdo al cable el virus ya había cobrado la vida hasta el día antes mencionado de 729 personas a escala mundial, y habían resultado ya infectadas 8,200, “desde que una nueva cepa vírica surgiera en noviembre en China”.
Leer tan escalofriante cable de Reuters y publicado por los periodistas en aquel entonces de “Últimas Noticias”, sorprende y conduce a la formulación de una y mil preguntas dirigidas a las instituciones internacionales y estados nacionales.
Preguntas que por increíble que parezca, pero no tienen ninguna respuesta confiable, y sí por el contrario remiten al rechazo por la gravedad de su omisión para atender la alerta, y derivado en prevenir las fatales consecuencias de las que ahora somos testigos.
En su página oficial la Organización Mundial de la Salud (OMS), menciona que el SARS, ya también definido en 2003 como síndrome respiratorio agudo severo, “forma parte de una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos”.
“En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19”.
De acuerdo al cable difundido por la citada agencia de noticias, un microbiólogo había dado a conocer que científicos de Hong Kong y China, habrían desarrollado una posible vacuna para la enfermedad “que aún tienen que probar en animales”.
“…China informó que por primera vez no había registrado una sola infección fuera de Pekín, la ciudad más afectada en el mundo por la también llamada neumonía atípica”.
La información da cuenta además que el gobierno del país asiático, comenzó (en el 2003) a revelar los datos verdaderos de la epidemia de SARS, en tanto científicos “adelantándose a laboratorios de todo el mundo”, realizaban experimentos sin saber cuánto tiempo demorarían para encontrar la vacuna para la letal enfermedad respiratoria.
Pertinente subrayar, que dicha información dada a conocer hace 17 años, por ningún motivo debe ser utilizada abrir algún tipo de herida suficiente con las muertes ocasionadas por la actual pandemia, y menos para formular especulación alguna sobre la posible propagación u origen del COVID-19.
Por el contrario, por ningún motivo tampoco es exagerado señalar que la humanidad toda debe y tiene obligatoriamente que estar bien enterada de lo que publica y difunden, estrictamente medios de información con prestigio y credibilidad (justo en tiempos de la era digital), en donde ya es habitual topar con las noticias falsas.
Es lamentable que hoy menos que nunca, bien se comprende que no es lo mismo informar que comunicar.