FOTO: MARÍA DE JESÚS PETERS

TAL CUAL

Diego Ortiz

México y Estados Unidos no sólo comparten una frontera común de más 3 mil 600 kilómetros, donde durante décadas los mexicanos, centroamericanos, sudamericanos y de otras nacionalidades han buscado el llamado “sueño americano”.

Ahora, los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, también comparten las mismas políticas migratorias, con operativos de detención y deportación masiva de migrantes, criminalización de los extranjeros, el uso de instituciones como la Border Patrol y la Guardia Nacional para frenar dichos flujos migratorios.

Y lo que es peor, ambos países son un territorio hostil, de gran riesgo para los niños migrantes. Esa es una conclusión del Fondo de Naciones Unidas para la Niñez (Unicef) quien advirtió está semana de los riesgos para miles de niños migrantes de América Central que, huyendo de la violencia en sus países de origen, se han topado con políticas migratorias que en México y Estados Unidos no les ofrecen garantías de protección y seguridad.

Se destacó que de entre enero y agosto del 2019, México y Estados Unidos ya deportaron y México deportaron a más de 32 mil niños hacia El Salvador, Guatemala y Honduras. Estos es el doble del mismo periodo del 2018 que tuvo una cifra de 15 mil 711.

Aliados comerciales, aliados en políticas migrantes, los gobiernos mexicano y estadunidense ya son un territorio hostil, peligroso para la niñez migrante, ello a pesar del discurso en Palacio Nacional que habla de políticas humanitarias.

Unicef, el máximo organismo de la ONU en la protección de la niñez, tiene otros datos: “En México los Protocolos de Protección de Migrantes han provocado un aumento en el número de niños migrantes varados en las zonas fronterizas mientras esperan que sus casos sean tramitados por el sistema judicial de Estados Unidos, un proceso que puede durar meses” lo cual deja a los menores expuestos a “la explotación, la violencia y el abuso, y carecen de acceso a servicios esenciales”.

Asimismo ambos países han reducido la seguridad y protección internacional para niños migrantes de Centroamérica a pesar de que en esa naciones las condiciones “siguen siendo muy graves” ante la persistencia de la “violencia, la delincuencia organizada, la extorsión, la pobreza y un acceso limitado a la educación y a los servicios sociales de calidad”.

“Miles de niños se encuentran atrapados en un ciclo agotador en el que predomina la violencia y la falta de acceso a servicios esenciales en sus países de origen, el peligro en su recorrido migratorio, la detención y situaciones de limbo legal, la deportación y, otra vez, vuelta a empezar, un ciclo que está desgarrando el tejido social de las familias y las comunidades”, expuso Unicef .

En un pronunciamiento el organismo internacional subrayó que los Protocolos de Protección de Migrantes dejan “en una situación de gran riesgo” a los menores migrantes por lo que la ONU ha desplegado en la región personal para ampliar la capacidad de respuesta a las necesidades de los niños migrantes y refugiados, y para garantizar que el interés superior de cada niño reciba la máxima consideración en los procedimientos de migración”.

Es conclusión. Una misma política migratoria en ambos lados del Río Bravo y del muro fronterizo. Una misma política y operativos crueles, peligrosos para los niños entre los dos países, ello para no confrontar, ni incomodar a quien manda desde la Casa Blanca. Tal Cual.

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