Seguridad alimentaria: prioridad para el desarrollo del país
El diseño de una política agropecuaria integral de los sectores de desarrollo social, economía, salud y educación que considere el abasto suficiente de alimentos para la población y el aprovechamiento máximo de los mismos que reduzca su desperdicio; así como su distribución efectiva debe ser un asunto prioritario de la agenda nacional para alcanzar la seguridad alimentaria.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la seguridad alimentaria se alcanza cuando todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias que les permitan poder llevar una vida activa y saludable. La seguridad alimentaria contempla cuatro etapas fundamentales: la disponibilidad de alimentos, el acceso a los mismos, su aprovechamiento y la estabilidad permanente.
La deforestación provocada por los efectos del cambio climático, el crecimiento exponencial de la población y el cada vez más limitado espacio disponible para cultivar, aunado a los resultados de la crisis financiera, energética y alimentaria del 2008, provocaron que la seguridad alimentaria se convirtiera como prioridad en la agenda política de los gobiernos alrededor del mundo.
Ante este escenario adverso, las respuestas poco coordinadas de los países productores de granos básicos más importantes del mundo ampliaron el problema, creando inestabilidad, volatilidad de precios y aumento generalizado en los precios de los granos básicos. Por ello, los avances en el alcance del primer objetivo del milenio de disminuir a la mitad el porcentaje de personas en desnutrición se estancaron súbitamente y México no se quedó al margen de tal problemática.
Esta dinámica de cambio, entre otros, tuvo como resultado el aumento del número de hogares y personas que sufrieron carencias por acceso a alimentos, sobre todo entre 2008 y 2010. Al mismo tiempo el país dio un paso trascendental, al llevar a rango constitucional el derecho a la alimentación con la reforma a la Constitución.
En este sentido el Fondo Mundial para la Alimentación (FAO) estipula que la seguridad alimentaria se consigue cuando una nación es capaz de producir al menos el 75% de los alimentos que demanda su población. México es el séptimo mercado de alimentos en el mundo con un valor estimado de 903 mil millones de pesos al año, sin embargo, según el CONEVAL, 18.3% de la población se encuentra en algún grado de carencia alimentaria y 16% está en situación de riesgo alimentario permanente.
El alimento básico del mexicano es el maíz, grano que representa la mayor parte del porcentaje de la dieta de la población en situación de carencia alimentaria o de riesgo alimentario permanente. En nuestro país se cultiva prácticamente en las 32 entidades, sobresaliendo los estados de Sinaloa, Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Michoacán y Chihuahua, entidades que aportan el 61.5% de la producción nacional.
Su período de cultivo es durante todo el año, generándose en los Ciclos Primavera-Verano y Otoño-Invierno, en este último se obtiene la mayor parte de la producción de la variedad amarillo (para consumo pecuario e industrial) y en el primero la variedad blanco (para consumo humano) de la cual México es autosuficiente.
Conforme a la balanza disponibilidad-consumo prevista para el ciclo comercial 2017, se estima una oferta total de 25.6 millones de toneladas de maíz blanco, de las cuales 23.3 corresponden a la producción, 1.5 millones de toneladas de inventario inicial y el resto por compras al exterior. En tanto, se considera una demanda total de 23.3 millones de toneladas, la cual prácticamente está cubierta por la producción nacional, misma que se encuentra integrada por un consumo humano de 12.5 millones de toneladas, autoconsumo 4.4 millones de toneladas, y consumo pecuario 4.4 millones de toneladas, entre los rubros más importantes.
A pesar de que México se encuentra entre los principales productores de alimentos del mundo, un alto porcentaje de la población registra algún grado de carencia o riesgo alimentario.