17 abril, 2025
El estoicismo de Biden

Aperitivo Nacional

Eduardo González Silva

Pomona, California, 6 de enero.- Llegó el momento de la reunión -pospuesta luego de casi tres meses-, entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de México, Andrés Manuel López Obrador, el próximo lunes en un entorno de posturas diferenciadas para dar cara a la infinidad de asuntos en la relación bilateral y en el entorno global.

Sin dar tiempo de respiro al mundo por la pandemia del Covid-19, en febrero del 2022 se dio la desalmada invasión rusa a Ucrania. El rechazo y la condena del mandatario norteamericano Biden al cobarde acto de barbarie, no tuvo eco en su homólogo vecino del sur, que encabeza la administración de la 4t.

La VII Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles, en abril del año pasado, derivó en otro desencuentro, cuando López Obrador, desairó la invitación de acudir al evento, con la condicionante de que los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela, tenían que estar presentes en la fiesta organizada por Biden.

El presidente demócrata ha mostrado estoicismo en su trato con el originario del tabasqueño municipio de Macuspana. La al final fracasada reforma energética de AMLO, tiene ya pintada la raya, entre ambas administraciones, en el ámbito del T-Mec, tema del que con seguridad se solicitará a la autoridad mexicana definir la modificación a la postura, de dar trato preferencial a la Comisión Federal de Electricidad ante las empresas estadunidenses, que han realizado inversiones en México, antes que entrar al panel de soluciones, instancia contemplada en el acuerdo comercial.

Por ahora la industria automotriz junto con la agroalimentaria y de manufacturas, marcan récord, y desplazan ya a las exportaciones chinas del mercado estadunidense, con lo que hoy son las principales proveedoras.

Sin embargo, la dependencia de la economía mexicana se acrecienta día con día, las remesas provenientes de la Unión Americana, van en considerable aumento. La riqueza que generan las manos de mexicanos, que huyen de la pobreza, violencia e inseguridad, irónicamente apuntalan al peso mexicano, una tercera parte de la economía de México se conforma por los dólares que llegan de los Estados Unidos.

Para el martes 10, se tiene programada la Reunión de Líderes de América del Norte, con la asistencia del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Una reunión cuyo objetivo es fortalecer la unidad de los tres países, establecer estrategias protectoras ante los bloques de la Unión Europea, China, los tigres asiáticos (Vietnam, Camboya, Malasia e Indonesia), y la bélica Rusia, que volteó de cabeza el orden mundial al desnudar ésta última la dependencia energética de occidente.

Es la oportunidad de México, de saltar a una nueva estratificación junto con las dos potencias del continente, mismas que esperan el acompañamiento del vecino país del sur.

La estrategia de López Obrador, de presentar ante sus socios comerciales en especial a Estados Unidos, como “moneda de cambio” con algún propósito en particular -luego de su decisión de reaprender al heredero del Cártel del Pacífico-, no tuvo mayor significado para Biden, incluso no se formuló comentario alguno ante lo ocurrido en Sinaloa.

El negocio de los narcos mexicanos se sustenta ahora, en la introducción de fentanilo a la vecina nación del norte, sustancia de la que solo se requiere un kilo equivalente a 10 kilogramos de coca.

Va y viene la detención de narcotraficantes y no pasa nada en México, las muertes dolosas superan en cuatro años de la administración del partido Morena, al del total de cada uno de los dos sexenios anteriores.

Una reunión de socios comerciales o países vecinos, un pastel del que siempre México se lleva la menor parte.

 

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