9 octubre, 2024

20 de diciembre de 2016, Roma – Los países del Cuerno de África podrían ver cómo en los próximos meses aumenta el hambre y se deterioran aún más los medios de subsistencia locales, ya que las familias campesinas sufren los efectos de las múltiples sequías que han afectado a la región este año. Además, se espera que el número creciente de refugiados en África oriental ejerza aún más presión sobre la ya debilitada seguridad alimentaria y nutricional.

En la actualidad, cerca de 12 millones de personas en Etiopía, Kenia y Somalia necesitan ayuda alimentaria, ya que las familias de la región tienen un acceso limitado a alimentos e ingresos, unido a un aumento del endeudamiento, bajas existencias de cereales y semillas y una reducida producción de leche y carne . Las condiciones comerciales son especialmente negativas para los ganaderos, ya que los precios de los alimentos suben, mientras que los precios de mercado para el ganado permanecen bajos.

Los agricultores de la región necesitan apoyo urgente para recuperarse de las perdidas consecutivas de cosechas y mantener su ganado reproductor sano y productivo, cuando hacía años que los pastos no estaban tan secos como ahora. Los datos de producción en los tres países son desalentadores.

Intervención rápida

«Nos enfrentamos a un fenómeno cíclico en el Cuerno de África», señaló Dominique Burgeon, Director de la División de Emergencias y Rehabilitación de la FAO. «Pero también sabemos por experiencia -añadió- que el apoyo oportuno a las familias campesinas puede aumentar significativamente su capacidad de soportar el impacto de estas sequías y amortiguar las consecuencias sobre sus medios de subsistencia».

Por este motivo, la FAO ha comenzado ya a desembolsar fondos de emergencia para intervenciones rápidas en Kenya y Somalia, antes del lanzamiento esta semana de su llamamiento de 2017 a la comunidad internacional.

Los fondos se destinarán a piensos y vacunas de emergencia para los animales reproductores y débiles, reparaciones de puntos de agua y semillas y aperos para plantar en la temporada de primavera. La FAO trabaja también con funcionarios locales para fortalecer la preparación ante emergencias de los países en toda la región.

«Especialmente en aquellas áreas en las que sabemos que las amenazas naturales son recurrentes, trabajar junto al Gobierno para desarrollar más su capacidad para hacer frente a los impactos futuros es una intervención inteligente que puede reducir significativamente la necesidad de ayuda humanitaria y alimentaria más adelante», explicó Burgeon.

Es muy probable que Kenya experimente otra sequía a principios de 2017, y con ella un aumento de la inseguridad alimentaria. Las estimaciones actuales indican que alrededor de 1,3 millones de personas padecen inseguridad alimentaria.

Según las últimas previsiones, el impacto de la actual sequía en la zona meridional del país se reducirá a mediados de 2017, pero la situación en los condados del norte -en particular Turkana, Marsabit, Wajir y Mandera- empeorará de forma constante.

Las familias de estas zonas dependen en gran medida del ganado. Ahora, con sus medios de subsistencia ya bajo presión -la últimas lluvias abundantes cayeron en diciembre de 2015- obtendrán poco alivio de las lluvias cortas de octubre a diciembre, que suponen habitualmente un período de recuperación, pero que una vez más fueron insuficientes esta temporada.

En los condados afectados, las condiciones comerciales se han vuelto cada vez más desfavorables para los ganaderos, ya que los precios de los alimentos básicos están aumentando, mientras que una marea de ovejas, cabras y vacas debilitadas ha inundado los mercados locales y hundido los precios del ganado.

Para asegurar que los mercados ganaderos permanezcan funcionales a lo largo de la temporada seca en 2017, la FAO está capacitando a funcionarios locales para mejorar la gestión de estos mercados, además de proporcionar piensos, agua y apoyo veterinario.

Después de dos malas temporadas de lluvias este año, Somalia sufre en un estado de emergencia por la sequía en todo el país, que va de moderado a extremo. Como resultado, la cosecha de cereales Gu -de abril a junio- fue de un 50 por ciento por debajo de la media, y las perspectivas para la temporada Deyr de octubre a diciembre son muy sombrías.

Para empeorar las cosas, se prevé que la temporada más seca del país el Jilaal que comienza en ener – sea aún más rigurosa de lo habitual, lo que significa que es poco probable que los campesinos somalíes puedan contar con un respiro a corto plazo.

Todo indica que los agricultores se están ya enfrentando a una segunda temporada consecutiva de malas cosechas. Mientras tanto, los pastores se esfuerzan por alimentar tanto a sus familias como a sus rebaños, ya que los pastos y el agua para sus animales se están volviendo cada vez más escasos: en el sur del país, la disponibilidad de pastos es la más baja de los últimos cinco años .

Cerca de cinco millones de somalíes padecen inseguridad alimentaria en diciembre de 2016. Aquí se incluye a 1,1 millones de personas en situaciones de crisis y emergencia (Fases 3 y 4 en la escala de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases -CIF- de cinco niveles utilizada por los organismos humanitarios). Se trata de un aumento del 20 por ciento en sólo seis meses.

El último análisis prevé que el número de personas en situaciones de crisis y emergencia pueda aumentar aún en más de un cuarto de millón de personas entre febrero y mayo de 2017. Unas condiciones similares en 2011 resultaron en una hambruna y en la pérdida de vidas humanas, por tanto es necesario actuar con urgencia para evitar que se repita esta situación.

La FAO pide a sus asociados de recursos que incrementen urgentemente su ayuda a las zonas rurales, en forma de dinero en efectivo, apoyo de emergencia para el ganado e insumos agrícolas para plantar en la temporada Gu de abril.

Si los agricultores no pueden plantar durante la temporada Gu -que supone habitualmente el 60 por ciento de la producción anual de cereales del país- se quedará sin otra cosecha principal hasta 2018.

Las familias campesinas de Etiopía, por su parte, son extremadamente vulnerables, ya que no han podido recuperarse de la sequía inducida por el Niño de 2015. Unos 5,6 millones de personas siguen padeciendo inseguridad alimentaria, mientras que millones más dependen de rebaños que necesitan ser protegidos y tratados para mejorar la producción de leche y carne. En este caso también es de vital importancia un mejor acceso a alimentos y al agua.

La situación de los cultivos es relativamente estable después de que el país completase la distribución de semillas de emergencia más amplia en la historia de Etiopía. La FAO y más de 25 ONG y organismos llegaron a 1,5 millones de hogares con semillas resistentes a la sequía.

Al haber permitido a las familias campesinas poder producir sus propios alimentos, el gobierno y la comunidad humanitaria ahorraron cerca de 1 000 millones de dólares EEUU en ayuda de emergencia, lo que evidencia que invertir en los agricultores no sólo es lo correcto, sino también lo más rentable.

 El trabajo de acción y alerta temprana de la FAO

Somalia y Kenya figuran entre los primeros países que se benefician del nuevo Fondo del Sistema de alerta y acción temprana (EWEA) de la FAO. El fondo asegura que los planes de emergencia se puedan activar rápidamente cuando exista una elevada probabilidad de desastre que afecte a la agricultura y la seguridad alimentaria y nutricional de la población.

El fondo formará parte de un Sistema de alerta y acción temprana más amplio que analiza los datos climáticos e imágenes de la Tierra para determinar qué áreas están en riesgo de una crisis inminente y deben beneficiarse de una intervención temprana.

Más información aquí: https://youtu.be/nNT83G1dGIE

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