Pese al recorte del Presupuesto de la Federación 2019, que alcanzó los 65.4 mil millones de pesos, con un ejercicio eficiente y austero de recursos, la SADER opera programas prioritarios con los que se busca saldar, en el corto plazo, la deuda social que durante tres décadas se acumuló en el campo y que originó que el 55 por ciento de la población rural viva en la pobreza y de estos un 16.4 en pobreza extrema, expresó Víctor Manuel Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural,.

Al comparecer ante diputados por la glosa del Primer Informa de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el titular de Agricultura expuso los contrastes y la desigualdad que registra el campo donde existe un modelo integrado a procesos globales que genera riqueza, y por otro, uno donde se perpetúan las condiciones de atraso.

Aseguró Villalobos, que el compromiso es aumentar la disponibilidad de alimentos básicos y reducir las importaciones para lograr la seguridad alimentaria. y subrayó que en consecuencia de las políticas de los últimos 30 años, México se convirtió en el principal país importador de maíz en el mundo, distinción lamentable al considerar que el país es origen y domesticación de este cereal, que además, es base de “nuestra alimentación”.

Recordó que en 2018 México fue el importador número uno de leche en polvo en el mundo, y séptimo en carne de cerdo. En 2017 se importó el 36 por cierto del maíz amarillo, 81 por ciento de arroz, 76.2 por ciento en trigo y 36 por ciento de carne porcina.

Indicó que los esfuerzos se dirigen hacia un sector agroalimentario sustentable, incluyente y basado en el incremento de la productividad y competitividad, además de cerrar brechas entre productores. “El rescate del campo mexicano y la recuperación de la seguridad alimentaria con soberanía están en plena marcha”.

“Estamos replanteando el papel que debe tomar el Estado como promotor de las políticas que permitan el desarrollo económico y la inclusión social, por medio de un gobierno que usa los recursos de manera responsable, honesta y otorgando mayor respaldo a quien lo necesite”, comentó.

Al hablar sobre convertir a la Sagarpa en Sader, no fue sólo un cambio de nombre, sino de una estructura excesivamente pesada en gastos de operación, para ser una dependencia austera y compacta.

Villalobos Arámbula, refirió que la realidad confirma la enorme desigualdad que hay en el sector agropecuario y pesquero, en donde coexisten dos polos asimétricos, por un lado, un modelo integrado a procesos globales y que genera riqueza, y del otro, uno en el que se perpetúan las condiciones de atraso.

“Las actividades primarias en el país tienen contrastes, por ejemplo, 5.4 millones de unidades económicas rurales se dedican a la agricultura empresarial, participan en el mercado y optan por la exportación, pero 4.3 millones de unidades están centradas en la agricultura familiar de autosuficiencia o de autoconsumo y una limitada vinculación al mercado en transición”.

A través de los programas de producción para el bienestar, precios de garantía, fertilizantes, crédito ganadero a la palabra, así como impulso a cañeros y cafetaleros, se han destinado el 49 por ciento de los montos destinados a los pequeños y medianos productores rurales. La entrega de manera directa, sin intermediarios, ha causado mayor impacto.

Destacó que para el tercer trimestre del año ya estaba dispersado el 75 por ciento del presupuesto, a 1.2 millones de productores, lo que no tiene precedente en el ejercicio de los recursos.

Asimismo, dijo que la soberanía depende de una política de Estado para lograr la autosuficiencia en al menos cinco productos básicos: maíz, frijol, arroz, trigo, trigo panificado y leche, a fin de reducir las importaciones, y en consecuencia, la gran dependencia externa.

Además, los mercados globales son ventana de oportunidad hacia la exportación, pero ese beneficio no puede ser para sólo algunos productores, ni tampoco se puede poner en riesgo la seguridad alimentaria.

Por la potencia y valor de las agroexportaciones, “nos beneficiamos de una balanza comercial agropecuaria superavitaria, con 6 mil 688 millones de dólares; sin embargo, mientras la alimentación de las familias mexicanas dependa de las importaciones no se habrá resuelto el tema de la soberanía alimentaria”.

Sobre la canasta básica alimentaria, que pasó de 23 a 40 productos, mencionó que se brindan oportunidades a zonas de alta y muy alta marginación, lugares marginados y de desastre.

Estableció que los desafíos del sector requieren usar todos los recursos en materia de investigación, innovación, tecnología y capital humano, así como la integración de los productores en condiciones favorables.

“Es importante vincular investigación con la necesidad de los productores con un servicio de extensión que combine el capital humano con las nuevas tecnologías”.

El funcionario, recalcó que “buscamos fórmulas para mejorar el impacto del uso de recursos públicos, a través de inversiones con productores altamente tecnificados y estímulos fiscales para las unidades económicas rurales, y precios preferenciales para el diésel y gasolina en el sector acuícola y pesquero”.

“En cada peso asignado al sector se pondrá énfasis con eficiencia, para que nadie quede atrás, y agregó, “respetamos los principios rectores del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024, el cual convoca a un ejercicio público, austero e incluyente, en donde nadie quede atrás y se recupera la rectoría del Estado como impulsor del desarrollo económico”. (Redacción MEXICAMPO).