Ciudad de México, 29 de septiembre de 2016 –El crecimiento económico no es suficiente para eliminar la pobreza en las zonas rurales de América Latina y el Caribe, según un nuevo informe que el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) presenta hoy en Ciudad de México. Los gobiernos necesitan desarrollar políticas e inversiones específicas que se centran en el desarrollo agrícola y corregir la desigualdad histórica que sufren millones de personas en toda la región.

«Como demuestra el Informe sobre el Desarrollo Rural 2016, en una región donde los más pobres viven en las zonas rurales, es necesario una idea mucho más amplia e integral del desarrollo económico para erradicar la pobreza y asegurar la prosperidad para millones de personas», dijo Kanayo F. Nwanze, Presidente del FIDA. «El informe deja claro que invertir en desarrollo rural y agrícola significa invertir en el conjunto de la economía.»

El Informe sobre el Desarrollo Rural 2016: Fomentar la Transformación Rural Inclusiva es una llamada a la acción a los responsables políticos y los profesionales del desarrollo para ganar la guerra global contra la pobreza. El informe ha reunido a destacados expertos para analizar las experiencias de desarrollo rural en 60 países en desarrollo, 16 de ellos en América Latina y el Caribe.POBREZA

De los países analizados en América Latina, Bolivia es el único caso en que la reducción de la pobreza ha progresado rápidamente a de que la transformación de su economía en general y de su economía rural en particular han sido lentas. El ejemplo de Bolivia demuestra, según el informe, que políticas específicas adecuadas pueden reducir la pobreza en todo tipo de contexto social y económico.

«Aunque millones de personas en la región han salido de la pobreza en las últimas décadas, la desigualdad sigue siendo extremadamente alta y una cuarta parte de la población sigue viviendo en la pobreza», dijo Joaquín Lozano, Director del FIDA para América Latina y el Caribe. «Para cambiar esta situación, tenemos que empezar en las zonas rurales, ya que es en ellas donde la pobreza tiene más incidencia».

El informe establece que una transformación rural inclusiva para que América Latina y el Caribe supere la pobreza requiere un enfoque integral que vaya más allá de aumentar la productividad agrícola. Se tiene que dar a la población rural acceso a bienes básicos (tierra, infraestructura, salud, educación, finanzas) y contribuir a la creación de instituciones locales, regionales y nacionales más fuertes.

De acuerdo con el informe, en los últimos decenios se han dado grandes pasos para superar la tradicional dicotomía urbano-rural:

  • La agricultura ya no es la única actividad económica en las zonas rurales, en las que cada vez más familias combinan actividades agrícolas y no agrícolas para ganarse la vida.
  • Las diferencias culturales entre las poblaciones rurales y urbanas, especialmente entre los jóvenes, se están diluyendo.
  • La brecha entre las zonas urbanas y rurales también se está difuminando, ya que comunidades rurales se transforman en ciudades medianas y más personas viven a caballo entre las zonas rurales y urbanas

Esta realidad compleja representa oportunidades y retos que requieren que los responsable políticos y los profesionales del desarrollo cambien su visión de la pobreza rural.

El informe concluye que las políticas y las inversiones tienen que integrar a las poblaciones rurales pobres y, a menudo, marginadas en la corriente principal de la economía, de manera que el desarrollo rural sea social, económica y ambientalmente sostenible.

En el caso de América Latina y el Caribe esto se aplica especialmente a los segmentos históricamente desatendidos de la población: mujeres y jóvenes rurales, pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes.

«Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de eliminar la pobreza extrema y el hambre, debemos transformar las zonas rurales», dijo Nwanze. «Sabemos por este informe que el proceso no es automático. Es una opción que los gobiernos tienen que hacer. Una opción que se vuelve cada vez más urgente. La futura prosperidad de las personas y de las naciones dependen de ella».