Ciudad de México a 24 de julio del 2017.-Desde que se erradicó el último brote de fiebre aftosa en México en 1954, la sensibilidad del sector productivo permanece a flor de piel, con la sola mención de la enfermedad, no obstante que probablemente ya no haya productores sobrevivientes que sufrieron el flagelo en sus animales y economía, pero los estragos fueron tan severos que las experiencias se han transmitido a través de las generaciones.

Como recordatorio, la fiebre aftosa es una enfermedad vírica, sumamente contagiosa, que se caracteriza por fiebre y úlceras en formas de ampollas en la lengua, labios, boca, en las ubres y entre las pezuñas. Afecta a los bovinos, ovinos, porcinos, caprinos; a todas las especies de ciervos y antílopes como también a elefantes y jirafas.

Ocasiona graves pérdidas de producción y aunque la mayoría de los animales afectados se recupera, la enfermedad a menudo los deja debilitados. La fiebre aftosa se encuentra en todas las excreciones de los animales infectados. El virus puede estar presente en la leche y el semen durante 4 días antes de que el animal muestre signos clínicos de la enfermedad. Los animales infectados liberan, entre otras cosas, una gran cantidad de virus en forma de aerosol y pueden infectar a otros animales por vía respiratoria u oral.

Las acciones emprendidas por las autoridades sanitarias de México, permitieron erradicar la enfermedad y mantener, a la fecha, nuestro territorio libre, no obstante la multiplicación de tratados comerciales y las numerosas vías de comunicación y acceso al país.

Cada vez que se negocia o se retoma un tratado comercial con los países de América del Sur, donde sigue presente la fiebre aftosa, no obstante los grandes esfuerzos por erradicarla, los productores pecuarios de México solicitan inmediatamente dejar fuera de las negociaciones animales y productos que puedan ser vehículo de la enfermedad y, hasta el momento, les ha asistido la razón, teniendo infinidad de ejemplos, el más reciente Colombia, donde se ha presentado un brote, no obstante considerarse libres de la enfermedad con vacunación y ser reconocidos por la OIE desde 2009.

En Sudamérica la fiebre aftosa no es un fantasma, es una triste realidad y está demostrado la ineficacia de algunos controles fronterizos y el poco compromiso de algunos países con el Plan Hemisférico de Erradicación.

México no debe correr riesgos innecesarios y la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), reconoce las medidas preventivas implementadas por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), en el caso de Colombia y otros. Las pérdidas para la economía pecuaria del país serían incalculables y de dimensiones catastróficas, de ingresar la fiebre aftosa.