Irene Licona Ocaña

 De llegar a convenios  directos entre productores de maíz e industriales de la masa y la tortilla; es decir, sin intermediarismo, el precio de la tortilla podría comercializarse a 10 pesos al consumidor, afirmó el líder de la Confederación Nacional de Productores de Maíz de México (CNPAMM), Juan Pablo Rojas Pérez.

Aunque descartó un nuevo aumento en el precio de la tortilla  -que en Sonora y Guerrero se vende en 18 pesos- se hace indispensable trabajar para que el costo de este alimento básico en la dieta del mexicano pueda disminuir, luego de que en la actualidad el productor primario no se beneficia de la utilidad que genera la venta del maíz blanco para su utilización.

Luego de precisar que únicamente en los estados de Sonora y Guerrero se comercializa el kilógramo de tortilla en 18 pesos, insistió en poder lograr convenios, contratos de compra-venta del grano, entre productores e industriales de la masa y la tortilla, a fin de que ambas partes salgan beneficiadas, al igual que el consumidor final; y con ello dejar de adquirir el maíz de Cargill y Maseca.

En conferencia de prensa –donde dio su balance sobre el resultado de la Sexta Ronda de Negociaciones del  TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte)  y  fijo la postura de la CNPAMM sobre el proceso electoral de 2018, el dirigente maicero dijo que el precio no sólo podría ubicar en 10 pesos el kilogramo, sino que incluso podría ubicarse en los 6 pesos; lo cual sería muy positivo.

 De ahí que invitó a los industriales de la masa y la tortilla a llegar a acuerdos en beneficio de esta cadena alimenticia, y por ende, a la población.

Tras advertir que si México deja de pertenecer al TLCAN el precio tanto de la Canasta Básica, como de los bienes y servicios encarecerán, Rojas Pérez urgió en la necesidad de reducir las importaciones de maíz amarillo –que se destina al consumo animal- luego de que actualmente el país compra 14 millones de toneladas, por los cuales paga más de 2 mil 600 millones de dólares al año; cifra que debería canalizarse a la inversión de infraestructura agrícola como caminos Saca-cosechas, almacenes para el grano, así como para la ampliación de la superficie de siembra de este grano.

El representante de poco más de 207 mil productores maiceros, refirió  que hasta 1994 las importaciones de maíz procedente de Estados Unidos no rebasaban  las 200 mil toneladas, con un arancel de 206.4 por ciento, para 2007 sólo pagaban 18.2 por ciento y a partir de 2008 empezaron a entrar con arancel 0. Hasta antes del TLC crecía la población pero también había productividad y existían programa que generaban producción, pero ya con el Tratado, por los compromisos contraídos se desincentivaron las inversiones productivas, aunado a que la población sigue creciendo; lo cual ha generado un creciente proceso de importación.

Ante este panorama señaló que así como el vecino país del Norte aún con Tratado puede imponer aranceles a lavadores y paneles solares, México debe tomar medidas para proteger a nuestros productores.  “Exigimos la imposición de medidas como cupos, cuotas y/o aranceles con la finalidad de que la producción nacional se consuma preferentemente, antes de permitir la entrada de la entrada de la producción extranjera”, demandó.