Por Dioreleytte Valis

Puerto Escondido, Oaxaca. 15 de noviembre de 2016.- El doctor en ciencias biológicas José Luis Villarruel Ordaz, jefe de la carrera de biología en la Universidad del Mar (Umar), campus Puerto Escondido, realiza estudios en el área de los hongos macroscópicos (macromicetos), mediante líneas de investigación que destacan su relevancia y distribución en México.

Villarruel Ordaz forma parte también del equipo de investigadores y docentes del Instituto de Genética de la Umar, mismo donde desarrolla la línea de investigación denominada Diversidad de hongos macroscópicos, con el propósito de adquirir conocimiento acerca de la diversidad de hongos en territorio nacional, mediante la elaboración de listados y monitoreo de diferentes taxones de macromicetos. hongos2

El estudio de los macromicetos contempla las distintas disciplinas científicas, como la taxonomía, ecología, biogeografía, etnomicología y sistemática. En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, indicó que los hongos son sensibles a los cambios del ecosistema, derivados de la contaminación ambiental, por lo que es importante el estudio multidisciplinario de estos organismos.

.Como resultado de estas pesquisas, colaboró con la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el proyecto Ecología de la vegetación secundaria y los hongos como indicadores del estado de conservación de un bosque templado, con la doctora Silvia Castillo Argüero. La investigación generó un diagnóstico del estado de conservación de la cuenca del río Magdalena en la Ciudad de México, a través del análisis de la diversidad de hongos en un bosque templado para ser usados como indicadores biológicos.

En 2013 concluyó el proyecto de investigación Situación actual de la biodiversidad en la región costa y sierra sur de Oaxaca desde la sustentabilidad: el caso de los hongos y el caracol púrpura como patrimonio biocultural, en donde destaca el amplio conocimiento de los habitantes sobre la diversidad de especies de hongos, mismo que es transmitido de generación en generación como prueba de la memoria biocultural de las comunidades indígenas.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Por qué decidió trabajar sobre la línea de investigación de la micología?

José Villarruel Ordaz (JVO): Inicialmente fue por invitación a participar como servicio social en la sección de Micología del Herbario de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Posteriormente al ir conociendo más sobre este grupo de organismos fue creciendo mi interés debido a la enorme diversidad que existe y al poco conocimiento que se tiene de ellos. De este enorme grupo de seres vivos me dedico solo a los hogos macroscópicos o macromicetos.

AIC: ¿Cuál es la importancia de conocer la distribución y hábitat de los hongos?

JVO: Desde el punto de vista ecológico, la distribución de los hongos es importante porque permite establecer patrones de distribución, los cuales podemos correlacionar con diferentes factores como por ejemplo con los diferentes tipos de vegetación. Esto nos puede ayudar para determinar los efectos del impacto humano en esos ecosistemas, así como valorar si existe una alta o baja perturbación o si se trata de áreas muy bien conservadas.

AIC: ¿De qué forma se estudian los hongos para fungir como indicadores de conservación en un ecosistema?

JVO: Los hongos han sido reportados como organismos muy sensibles a los cambios en la vegetación generados por las actividades antropogénicas. Es sumamente importante conocer la diversidad de estos organismos, ya que el conocimiento de los patrones de diversidad sirve para hacer comparaciones en diferentes sitios y esos cambios pueden indicar condiciones ambientales particulares.

hongos-3AIC: Los hongos son contemplados por la medicina tradicional, particularmente en Oaxaca. ¿Ha utilizado alguno de ellos para el desarrollo de un producto dirigido a la salud?

JVO: Dirigí un proyecto de tesis de licenciatura sobre la actividad biológica de un extracto químico de una especie de macromiceto. Lo interesante de este proyecto es que la especie en cuestión es habitualmente comestible por comunidades indígenas en varios estados de la República Mexicana. Los resultados de esa investigación fueron que dicha especie tiene sustancias químicas que actúan matando o inhibiendo el crecimiento de algunas bacterias como Escherichia coli y Bacillus cereus, concluyendo sobre su uso potencial en la medicina.

AIC: ¿En qué consistió su proyecto Hongos como patrimonio biocultural?

JVO: En este proyecto se valoró la importancia que tiene el conocimiento tradicional como parte de la llamada memoria biocultural que tienen los pueblos originarios, específicamente los zapotecas en la sierra sur y los mixtecos en la región costa de Oaxaca.

En el caso particular de los hongos macroscópicos, el estudio se llevó a cabo con una comunidad zapoteca en el municipio de Santa Lucía Miahuatlán, enclavado en la sierra sur, en el estado de Oaxaca.

Entre los resultados de este proyecto destaca el amplio conocimiento que tienen los habitantes de esa comunidad sobre la diversidad de especies de hongos, principalmente de las especies silvestres comestibles. (Agencia Informativa Conacyt)