I don’t have papers…!

Aperitivo Nacional

Por Eduardo González Silva

A lo largo de sus célebres presentaciones que por décadas encabezó en el emblemático Million Dolar, allá en la ciudad de Los Ángeles, California, en la no menos representativa Avenida de Broadway en el número 370, don Eulalio González “El Piporro”, al subir al escenario de manera irónica pero también  como en voz de alerta soltaba el grito: Ahí viene la migra…

Palabras que por instantes llegaron a inquietar de sus asientos a no más de uno, de los asistentes que acudían a sonreír a carcajada suelta, y a divertir de las ocurrencias del enorme actor, compositor, cantante, reportero, locutor, y periodista, entre otras facetas más al inolvidable Piporro, quien por cierto decía haber nacido en Perros Bravos, Nuevo León, municipio inexistente de esa entidad, pero sin duda, parte del espontáneo humor que siempre lo caracterizó.

Y ya entrados en recuerdos, ese Million Dólar del número 370 de la representativa Avenida Broadway -como la meca del cine mundial-, fue el escenario espejo del añorado y aún en pie Teatro Blanquita en lo que alguna vez fue el Distrito Federal.

Un fin de semana entre ambos escenarios rivalizaron por tener en el elenco de la marquesina a Pedro Vargas, Lola Beltrán, Los Panchos (si los del güero Gil), Lucha Villa, Marco Antonio Muñiz, Angélica María, a Clavillazo con todo y sus chivas, a los Xochimilcas (geniales músicos mexicanos adelantados a su época), que deleitaron con su arte a miles de paisanos que contribuyeron con trabajo y sacrificio diario a forjar y convertir a California, Estados Unidos, en la quinta economía más grande del mundo.

Pero los despropósitos cometidos en nuestro país, por políticos de ayer y de los que no quedan exentos los actuales, generaciones enteras de connacionales se vieron obligados a emigrar, dejar sus comunidades y pueblos donde nacieron e ir hacia el norte, no en busca del sueño americano impúdica consideración, los que faltos de oportunidades, pero principalmente de la imperiosa necesidad de tener para el sustento diario, la gran mayoría se fueron para nunca jamás volver.

Despectivamente les llamaron braceros, años posteriores los bautizaron como mojados o espaldas mojadas, luego chicanos y pollos, recientemente los identificaron como indocumentados y ahora elegante y socialmente les dicen: hispanos (sin olvidar que el 90 por ciento de las hoy comunidades latinas tienen origen mexicano).

El pasado 26 de junio la Corte Federal estadunidense, respaldó al presidente Donald Trump, quien desempolvó una ley con más de siglo y medio de antigüedad, para limitar el reconocimiento a la ciudadanía a aquellos nacidos en suelo norteamericano.

Estrategia estadunidense destinada principalmente a “sacar” textual, a todo indocumentado sin importar los años que tenga de residencia o permanencia en esa nación, lo que sin duda afectará a hispanos en gran mayoría de ascendencia mexicana.

Es posible que entonces sí, se registre el arribo masivo de miles de personas a México, sin olvidar el esmero con que se llevan a cabo además las redadas masivas en centros de trabajo que concentran a indocumentados.

Delicada y penosa realidad a la que se tendrá que enfrentar dentro de muy corto plazo. Y que al retomar el sarcasmo e ironía del Piporro, toda la cuestión responde a: I don’t have papers.

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