El bono laboral del país el más alto de su historia
* Necesaria la condición de prosperidad en la economía
* Urge la creación de empleos por sectores y regiones
Eduardo González Silva
Hace 10 años alcanzó a México el bono demográfico, que por la ausencia de una planeación previa, se dejó de aplicar una política de Estado, tendiente a garantizar el acceso a la educación media superior de alrededor de 10 millones de mexicanos de entre 12 y 29 años de edad. Dentro de cinco años, la proporción de mexicanos en edad de trabajar, será la más alta de su historia.
Ante esa condición, se presenta la urgente necesidad de crear suficientes fuentes de empleos dignos, bien remunerados, aunque en ello se presenta un gran reto por superar, que la economía mexicana no ha crecido a lo largo de 30 años.
Para el siguiente quinquenio, México deberá asegurar que exista crecimiento económico, al fortalecer el mercado y el ahorro interno, reducir el gasto corriente del gobierno federal, descenso de las tasas de interés, apoyo del presupuesto a actividades productivas, dirigir programas a la agroindustria directamente a los productores, reducción del gasto a cuestiones electorales y partidos políticos, y la baja del IVA como se tiene contemplado en la franja fronteriza norte, entre otras acciones.
De acuerdo a la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), ante el bono laboral el país tiene que aprovechar la oportunidad y mejorar la calidad del capital humano, toda vez que un “bono demográfico representa fuerza”.
Ante ello, se requiere de inversión, la cual debe provenir tanto del sector público como del privado, mediante una estrategia que combine por igual, tanto con universidades como institutos de educación superior, que fomenten carreras de estudios que provean las necesidades de las empresas y la industria nacional.
Un análisis de la propia Concamin, Pulso Industrial, refiere que para acelerar el crecimiento de la economía como no ha sucedido en años anteriores, se requiere de estabilidad económica, estado de derecho, seguridad, transparencia, ejercicio oportuno del gasto público, además de crear incentivos para la inversión.
CRECIMIENTO INCLUYENTE
En cuanto a la atención de crear empleos directos, menciona que es indispensable tomar en cuenta a las Pymes, las que deberán estar apoyadas por la banca, que ésta presente mejores condiciones de acceso al financiamiento, pues de ello, dependerá la modernización de los activos, la competitividad y productividad, de las pequeñas y medianas empresas.
De esa manera se sentarán las bases “para impulsar un estilo de crecimiento incluyente, con mayor valor agregado nacional y capacidad, para generar más y mejores oportunidades de desarrollo a escala sectorial y regional”.
El análisis, subraya que para acelerar y mantener el paso de la economía, se debe conservar la estabilidad macroeconómica, definir una auténtica estrategia de desarrollo e industrialización con rumbo, objetivos e instrumentos precisos y eficaces, sin ello, la situación se mantendrá a flote, con paso lento y crecientes rezagos.
De tal forma, que con una clara, sólida y definida política industrial, permitirá elevar la competitividad del sector fabril, innovar, conservar y ampliar las fuentes de empleo en el sector formal de la economía.
Los industriales, recomiendan en el análisis, que al establecer programas de desarrollo industrial a nivel sectorial y regional, el gobierno tiene que elevar las compras e inversiones de contenido nacional, por lo menos en 50 por ciento.
SE ACABÓ EL BENEFICIO DE LOS BAJOS COSTOS LABORALES
En las exportaciones elevar en los próximos seis años el contenido nacional de 30 a 40 por ciento, aumentar las capacidades productivas de las Pymes, al tiempo de fomentar la creación de empresas proveedoras de insumos intermedios y así como bienes de capital. Además de incrementar el salario el salario de los trabajadores.
Habla de la alianza de la educación industrial, la integración social y el desarrollo competitivo, la creación de un instituto de desarrollo y transferencia tecnológica, innovación e ingeniería manufacturera, todo ello con el apoyo de una banca de desarrollo.
Remarca que para el sector manufacturero llegó el punto de transitar rumbo a la generación de valor agregado, se agotó el tiempo de los beneficios de bajos costos laborales y de la ubicación geográfica.
Resalta que México compite en temas como la robotización y la automatización con nuevos diferenciales productivos con naciones asiáticas, por tanto, es indispensable promover la inversión privada en la manufactura, “hasta alcanzar por lo menos 15 por ciento del PIB para el 2030.
Finalmente, concluye en la necesidad también de reducir el costo de la carga regulatoria de la actual 3.5 a 2 por ciento del PIB, con la instrumentación de una política económica que garantice “suelo parejo” para las empresas mexicanas, respecto de los beneficios que contienen las importaciones y maquiladoras.