El Secretario General de la Unión General Obrera, Campesina y Popular (UGOCP), Luis Gómez Garay, lanzó una dura crítica al Gobierno Federal desde donde tratan de acotar la lucha campesina con una “lucha de dadivas y prebendas” y a la Cámara de Diputados por los cambios legislativos introducidos en las leyes durante los últimos años, pues hay profundas afectaciones contra los trabajadores de la ciudad y el campo.

Dejó en claro que el campesinado mexicano ya no tiene la menor intención de seguir viviendo bajo las dádivas del Gobierno para que no se movilicen, tampoco están en las condiciones para seguir subsistiendo en condiciones de marginación, en pobreza y atraso, al que nos ha condenado la aplicación de este modelo de globalización que ha descuidado totalmente los intereses de la nación y ha puesto la soberanía de México en total entrega hacia el extranjero.

 En entrevista, informó que por ello, el 24, 25 y 26 de abril, más de 30 mil campesinos tomarán las oficinas de la Sagarpa, Sedesol, Sedatu, Inaes, Economía, CDI, CONAGUA, y Semarnat, para mostrar un frente de lucha contra las afectaciones que una estrategia económica rapaz y expoliadora tiene en la propiedad social de nuestro país en pobreza extrema.

 Los cambios a la leyes garantiza libertad de movimiento global a los capitales, les otorga a los bancos nuevas herramientas para exprimir a sus deudores y, lo más grave, los bancos privatizados tienen un desmesurado drenaje de utilidades a otros países que de ninguna manera potencian el desarrollo de una nación como México, donde sus políticas de crédito son mezquinas y ajenas al interés de las mayorías de nuestra patria.

 Desde el punto de vista del dirigente de la UGOCP, en México necesitamos una nueva revolución de las ideas. “Hemos definido nuestra lucha por cambios profundos en la política pública, en el modelo de nación, en el conformación de un nuevo pacto social para el desarrollo del campo”.

 El México de nuestro tiempo requiere cambios, frente al agotamiento de la filosofía económica globalizadora, aquella que nos envía de crisis en crisis, que no logró el desarrollo integral de los pueblos, permitió que los gobiernos gobernaran para un pequeño grupo de privilegiados, y que la gran mayoría de la población fuese excluida del desarrollo,arrojada al abismo de la pobreza y la marginación.

 Frente a esa filosofía que ampara los intereses de un pequeño grupo de grandes empresarios y una burocracia política profundamente insensible a los reclamos de justicia social de un pueblo que pretende representar, necesitamos cambios, profundos, estructurales a favor de nuestro pueblo.

 Advirtió Luis Gómez Garay,  la pobreza, el hartazgo, la miseria, la desesperanza, la falta de oportunidades, fueron el motor del levantamiento campesino que originó la gesta de la Revolución Mexicana de 1910, cuya demanda de justicia social a más de 100 años son evidentes en la población.

 Hizo ver que los más de 45 millones de pobladores rurales de México son víctimas de una tecnocracia que privilegia la lógica de la globalización, el negocio y las ganancias a costa de malbaratar nuestra mano de obra y nuestros recursos naturales pero no asume el papel del Estado en la redistribución del ingreso nacional.

También destacó el dirigente de la UGOCP que los cambios legislativos introducidos en las leyes durante los últimos años, generaron afectaciones contra los trabajadores de la ciudad y el campo, la Reforma Laboral garantiza eludir prestaciones históricas hacia los trabajadores mexicanos, mientras que la Reforma Energética mantiene una amenaza real de despojo permanente de la propiedad social, de la depredación de los recursos naturales de las comunidades, ejidos y aun pequeños propietarios.

 Asimismo los cambios legislativos introducidos en la ley durante los últimos años, garantiza libertad de movimiento global a los capitales lo que ha generado una banca que gana en la usura pero no arriesga un peso en el desarrollo nacional. El abandono crediticio del banco es la muestra de ello, precisó.

 Allí están los ejemplos de los bancos privatizados y el desmesurado drenaje de utilidades a otros países que de ninguna manera potencian el desarrollo de una nación como México, donde sus políticas de crédito son mezquinas y ajenas al interés de las mayorías de nuestra patria.

 “Hay aún quienes nos quieren convencer que los inversionistas nacionales y extranjeros van a desarrollar nuestras regiones, a promover el empleo, a sacar a nuestras comunidades del atraso y la marginación en que nos tiene postrados la filosofía del libre mercado”, , argumentó.

 El México de nuestros días, tiene el enorme reto de crear una política integral de atención al desarrollo de las comunidades y ejidos de nuestro país, que hoy representan más de 70 millones de hectáreas de propiedad social, más de 31 mil 500 núcleos agrarios y cuyo ámbito de competencia afecta la vida de más de una tercera parte de la población rural. (CODICS)