Por Pablo Miranda Ramírez

Guadalajara, Jalisco. 11 de abril de 2018).- El uno por ciento de los hogares construidos en localidades urbanas tiene techos construidos de materiales frágiles, como lámina, cartón, paja o palma, según la Encuesta Nacional de los Hogares 2016 (ENH). En las afueras de la Zona Metropolitana de Guadalajara esta problemática es común, por lo que ya existen proyectos para solucionar esta situación y beneficiar a la sociedad.

Como si se tratara de un rompecabezas, la empresa social T-Chán trabaja en la elaboración de casas ecológicas formadas con piezas pequeñas. El objetivo de este colectivo es empoderar a la población de zonas vulnerables para que colaboren en la construcción de lo que serán techos dignos que les servirán como hogar.

Elaboradas con materiales ecológicos, estas casas buscan ser una alternativa más económica para resolver esa necesidad de contar con un techo digno, relata Cristóbal Jano, uno de los integrantes del colectivo y encargado del diseño arquitectónico de las viviendas.

“T-Chán busca llevar vivienda digna a zonas con vulnerabilidad patrimonial a través de intervenciones comunitarias”, señala. Este proyecto inició en la colonia El Rehilete, en Zapopan, Jalisco, donde se detectó la problemática en los asentamientos de esa zona.

Posteriormente, se trabajó en el diseño de una vivienda de rápida construcción, durable y económica. No obstante, T-Chán también se centró en utilizar materiales ecológicos que otorgaran seguridad para la construcción de casas.

Uno de los diseños de vivienda de T-Chán considera la forma de un domo y está constituida por piezas triangulares más pequeñas. Estos paneles se elaboran con materiales ecológicos que abaratan su producción y son de relativamente fácil producción.

La casa diseñada cuenta con una estructura conformada por piezas que tienen una forma constituida por un marco de madera, dentro se coloca un aislante, en este caso paja de trigo, un material que se desecha en las áreas rurales; por último, se utilizan materiales derivados de poliestireno como capa protectora, así como láminas tradicionales.

Una de estas viviendas alcanzaría un precio de alrededor de 85 mil pesos si los beneficiados participan en la construcción; en caso de que estos no colaboren, la edificación alcanza un precio de 140 mil pesos debido a la subcontratación de mano de obra externa.

“Si bien son zonas triangulares, la selección de materiales y las capas están basadas en las normas de construcción con madera que existen en México y a nivel internacional”, señala.

Al servicio de la sociedad

El colectivo T-Chán surgió como parte de una generación del Laboratorio de Emprendimiento Social (Esmex), una iniciativa que impulsa el emprendimiento pero con una finalidad social. T-Chán inició como una empresa que basaría su sistema en donaciones; sin embargo, ya trabaja en determinar la forma de sustentar su proyecto como una empresa social.

“Un objetivo que nos planteamos fue romper esa dinámica, demostrar que podemos intervenir en vivienda sin llegar a hacer uso de las donaciones, y todo a través de las intervenciones integrales. La parte previa a la vivienda es el empoderamiento económico de las personas”.

El proyecto también contempla capacitar y emplear a las personas en la construcción de la vivienda para abaratar los costos; además, en una siguiente etapa se planea vincular a las personas beneficiadas con empresas que puedan emplearlos como mano de obra y de esta manera cubrir la deuda adquirida y garantizar una estabilidad económica.

Uno de los obstáculos que el colectivo ha enfrentado es el prejuicio sobre la funcionalidad de la casa hecha de madera, por lo que ya están trabajando en una vivienda piloto para derribar las dudas y garantizar la viabilidad de este tipo de construcciones.

“En países desarrollados se ha demostrado su eficacia y durabilidad, pero en el contexto mexicano aún es tabú porque se desconoce su aplicación. Con la vivienda piloto buscamos que toda la gente de los diferentes sectores interesada en apoyar la vivienda pueda conocer en nuestra propuesta una alternativa viable”.

Se prevé que estas viviendas sean entregadas a través de una modalidad de microcréditos a personas previamente seleccionadas. El requisito será que ellas acepten recibir la capacitación de empoderamiento económico o que se comprometan a trabajar con T-Chán en la elaboración de artículos que servirán como ingresos para construir más viviendas.

Cristóbal recuerda que el colectivo empezó a trabajar en el laboratorio de Esmex, donde el grupo fue constituido con base en la afinidad de sus perfiles y sus habilidades para formar equipos multidisciplinarios que evaluaran las problemáticas sociales en la metrópoli.

El equipo es completado por Luis Maravilla, Brenda García, Jacqueline Meléndez e Itzel García. Actualmente T-Chán recibe capacitación en especialidad para empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). (Agencia Informativa Conacyt).