11 octubre, 2024

EN CONCIERTOS Y EN EL AZTECA: ROBOS E IMPUNIDAD

TAL CUAL

Luis Carlos Rodríguez González

Son bandas muy organizadas con una logística que obviamente incluye no sólo a los ladrones, sino también a policías capitalinos, vigilantes del Metro y agentes del Ministerio Público que hacen de esta actividad un verdadero negocio a costa del patrimonio de los ciudadanos que vivimos en la Ciudad de México.

No se trata del narco-menudeo, ni de las células del narcotráfico que operan, cobran piso y cada vez más asesinan con impunidad en la capital y que por años fueron negadas por el nefasto y negligente ex Jefe de Gobierno, es decir Miguel Ángel Mancera, ahora candidato plurinominal al Senado, desde donde seguirá viviendo del presupuesto y de nuestros impuestos, así como tendrá fuero que lo protegerá de todas las tropelías y grandes negocios que realizó al frente de la CDMX.

No. Se trata del robo de celulares, que obviamente está relacionado con el robo a transeúntes y los asaltos en el transporte público a cualquier hora del día y de la noche. Son cientos o tal vez miles los casos que se registran diariamente, pero que no son denunciados en su mayoría, porque sabemos que nuestros eficientes policías y Ministerios Públicos sólo nos harán perder horas.

El pasado viernes, en un concierto en el Palacio de los Deportes, a la salida del mismo, cientos de jóvenes, la mayoría mujeres, fueron asaltadas prácticamente al interior del recinto. A uno metros de donde estaban policías “vigilando” las puertas para que nadie fuera a cometer el “delito” de introducir una botella de agua o unas papitas en sus bolsas.

Tampoco el personal de la Empresa Ocesa, que organiza los conciertos, interviene ante estas jaurías de asaltantes que buscan los pasillos o las zonas sin luz, donde los jóvenes van saliendo del Palacio de los Deportes, para bolsearlos y quitarles carteras y celulares.

Estos “operativos” del crimen están perfectamente organizados y participan desde adolescentes, jóvenes y mujeres, que se coordinan para ubicar a sus víctimas y en caso de ser descubiertos enfrentar a los denunciantes e incluso golpearlos, como ocurrió el pasado 1 de junio.

La ruta de estos rateros incluye también el Estadio Azteca, como ocurrió un día después, el 2 de junio, en el partido de despedida de la Selección Mexicana de Futbol en contra de Escocia. El periodista Alberto García Sarubí, quien acudió al evento, fue despojado de su celular y cartera, al igual que varios acompañantes. Denunció en redes sociales que más de 100 personas fueron atracadas prácticamente frente a los policías.

No es un tema nuevo. Hace un año, la senadora del PRI, Verónica Martínez Espinoza, exhortó al entonces Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera y al jefe delegacional el Coyoacán, Valentín Maldonado, a realizar operativos de vigilancia en el puente que comunica el paradero de camiones de Acoxpa y Tlalpan con el Estadio Azteca. Nada ocurrió, nadie respondió, ahora ya todos en campaña.

El punto de acuerdo advirtió no sólo el tema de los asaltos quincenales o semanales cuando hay partidos de futbol o conciertos en el Estadio Azteca, también el riesgo de una tragedia en el puente peatonal que está infestado, bloqueado y controlado por los vendedores ambulantes. Ahí hay tanques de gas, puestos de metal que estorban la salida en caso de una emergencia y decenas de rateros al acecho.

Estos grupos de delincuentes son los mismos que operan en El Metro y que incluso están conformados por mujeres y niños. Las cifras maquilladas por la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México señalan que en 2017 hubo sólo 10,762 denuncias por robo de teléfono celular, es decir 35.4 diarias. Impunidad, corrupción y maquillaje de las autoridades capitalinas. Tal Cual.

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