Gerardo Noriega Altamirano, profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, advirtió que la superficie que se cultiva con maíz en la Ciudad de México se reduce de manera alarmante pues entre 1995 y 2010 lo hizo en mil 726 hectáreas; pero en cinco años más, al llegar al 2015, lo hizo en 3 mil 753 hectáreas, además la producción de maíz es mínima de hasta 1.5 toneladas por hectárea, lo que pone en riesgo la permanencia de seis razas de maíz nativo en la región.

Recordó que el patrimonio alimentario de este grano en la Ciudad de México es de seis razas de maíz nativo: azul; rojos; cacahuazintle o pozolero; chalqueño; palomero toluqueño; chinampero o cónico; unas 40 variedades y el teocintle.

Esta situación se debe al crecimiento de la mancha urbana, la contaminación por transgénicos y tierra de cultivo “enferma” en siete Delegaciones Políticas donde se practica una agricultura de riego (Tláhuac y Xochimilco) y temporal, cuya agricultura permite identificar unas 28 especies de cultivos anuales y unas 8 de especies perennes en riesgo de disminuir su productividad.

Desde su punto de vista durante entrevista de prensa, el investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, indicó que los retos de la agricultura de la Ciudad de México, en particular en el cultivo de maíz, demanda de 5 acciones básicas:

  • Conciliar el crecimiento urbano de la Ciudad de México con la diversidad de los maíces nativos.
  • Conservar el patrimonio cultural de los pueblos originarios de la Ciudad de México.
  • Conservar el conocimiento campesino sobre las razas nativas de maíz.
  • Rescatar el germoplasma de los maíces nativos que existen en esta porción de la Cuenca de México.
  • Desarrollar estrategias de valor para la diferenciación de los maíces nativos en el Suelo de Conservación.

Y para aumentar el rendimiento de producción la cual alcanza 1.5 toneladas por hectárea, es urgente promover prácticas agrícolas como: aplicación de minerales al suelo y abonos orgánicos; inoculación de biofertilizantes; uso bioplaguicidas; uso de la fertilización foliar; manejo y uso del agua y escurrimiento superficial, entre otras.

Actualmente la Ciudad de México tiene dependencia agroalimentaria y de agua debido a que se trata de una urbe orientada a los sectores de servicios y la transformación, dijo.

Gerardo Noriega Altamirano, expuso que se tiene gran dependencia de los cultivos básicos que forman la dieta del consumidor citadino como: maíz, frijol, garbanzo, papa, jitomate entre otros.

Por lo anterior, recomendó redoblar esfuerzos en Xochimilco y Tláhuac, donde coexiste la mancha urbana con las chinampas.

El gran reto para la Ciudad de México es desarrollar la agricultura urbana aprovechando la precipitación pluvial así como combinar políticas públicas incluyentes de sectores productivos rurales, organizaciones campesinas, investigadores y autoridades locales y federales.

Por tanto, debe promoverse la producción en huertos, traspatios, barrancas y espacios ociosos, ello incrementará la producción de servicios ambientales y coadyuvará al autoconsumo familiar.

Esta estrategia debe incluir el diseño e implementación del mayor número de huertos en las casas-habitación, capacitación a los habitantes de la gran ciudad será clave.

Además se deben formar nuevos profesionales para el diseño y producción de alimentos en ambientes urbanos, como es el caso de la Cuenca de México, que debe incluir: reciclamiento de materiales; captación de agua de lluvia; transformación de los residuos orgánicos en abonos; producción de servicios ambientales; energía alternativa; y agricultura orgánica. La Universidad Autónoma Chapingo cuenta con experiencia y profesionales para coadyuvar a esta enorme tarea. (CODICS).