• Han identificado y aislado el gen R3A, que hace resistente a la planta de tabaco, y pretenden aplicarlo a plagas de chile, jitomate, papa, aguacate, pepino y calabaza
  • Se calcula que 15 por ciento de la producción mundial de alimentos se pierde por patógenos

 

Un grupo de parásitos llamados oomicetos, que durante años se consideraron hongos y son más cercanos a las algas cafés, infectan y destruyen los cultivos de chile, papa, jitomate, aguacate, calabaza, pepino y berenjena en nuestro país.

Estudiosos, académicos y alumnos encabezados por Julio Vega Arreguín, titular de la licenciatura y el Laboratorio de Ciencias Agrogenómicas de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad León de la UNAM, procuran entender el mecanismo molecular que, a nivel de genes, relaciona a plantas de cultivo y sus patógenos para poder combatirlos.

Han identificado y aislado el gen R3A, que hace a las plantas de tabaco resistentes a un tipo de oomiceto, Phytophthora capsici, que ha destruido cultivos completos de chile, jitomate, calabaza y berenjena, especialmente en México, Estados Unidos y España. “Aquí ha producido grandes daños en Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, Sinaloa y Querétaro”, dijo Vega.

Otro oomiceto, Phytophthora infestans, fue el causante de la llamada “hambruna de la papa”, ocurrida en Irlanda en 1847. Provocó la carencia de ese alimento, situación que derivó en la muerte de un millón de irlandeses y la migración de un millón y medio a Estados Unidos, pues también la economía del país europeo dependía de ese cultivo.

Actualmente afecta a sembradíos de papa y jitomate en México, de ahí la importancia de estudiar sus mecanismos de infección para encontrar soluciones basadas en las ciencias agrogenómicas.

Hacia una vacuna sustentable

Al combinar las ciencias agrícolas y la genómica, los investigadores de la ENES León analizan el funcionamiento de los genes y su lenguaje para explorar las relaciones de las plantas con diversos parásitos y con microorganismos benéficos, como los que participan en la fijación del nitrógeno.

También buscan soluciones biológicas sustentables para dar tratamiento a plagas de cultivos fundamentales, con soluciones sustentables, como una vacuna biológica, no química.

Conocer los genes relevantes permitirá a los científicos trasladar el mecanismo de resistencia de algunas plantas a otras de interés agrícola, que son susceptibles a parásitos y pueden ser devastadas. “Se calcula que aproximadamente el 15 por ciento de la producción mundial de alimentos se pierde a causa de patógenos”, resaltó Vega Arreguín.

Otro patógeno que se investiga a nivel agrogenómico es Phytophthora cinnamomi, que impacta en el aguacate (uno de los cultivos más importantes de exportación), que se produce principalmente en Michoacán.

“Con el uso del sistema planta-oomiceto hemos desarrollado una estrategia de silenciamiento de genes del patógeno a través de la planta hospedera. Esta tecnología la usamos para acelerar el descubrimiento y análisis funcional de genes efectores, fundamentales para establecer la interacción entre el patógeno y la planta”, finalizó Vega Arreguín.