Luis Rodríguez/The Exodo

Orlando, Florida.- A menos de 5 millas de los parques de Disney en Orlando, Florida, donde los niños se toman fotografías como Mickey Mouse o las niñas sueñan con ser una princesa, por sólo 20 dólares puedes pagarle a tu hijo adolescente o menor de 18 años una clase de cómo convertirse en sicario en unos minutos, de esos que entran a una escuela estadunidense y con apretar el gatillo  asesinan a decenas de compañeros.

En medio de la reciente tragedia por la matanza en El Paso, Texas, que derivó en 22 personas asesinadas, siete de ellas mexicanos, así como 24 heridos, a manos de Patrick Wood Crusius, un joven de 21 años blanco, texano, que escribió un manifiesto “contra la invasión de hispanos” en ese estado, el auge de la venta de armas en la frontera con México y en todo Estados Unidos sigue en su apogeo.

Lo mismo en Florida, en Texas, en Arizona, Nevada o en cualquier estado de este país, la industria de las armas no da tregua y ofrece lo mismo ferias donde se exhiben y venden arsenales a jóvenes como el asesino de El Paso o existen estands de tiro con armas reales, donde niños de 12 años, y adolescentes se pueden convertir en francotiradores en una sesión de una hora por 30 dólares.

En las carreteras fronterizas de Texas, de Arizona, de Nuevo México o de California, existen miles de tiendas de armas y si se quiere una compra más discreta, más familiar, como quien va a comprar tomates, pañales o la despensa, están las más de 600 tiendas Wall Mart en el vecino país, donde a pesar de que en una de ellas ocurrió la matanza de El Paso, han dicho que no dejarán de vender armas y cartuchos.

En la carretera entre Las Vegas y El Gran Cañón, existe un lugar de comida rápida llamado “Bullets and Burguers” -Balas y Hamburguesas- que ofrece un campo de tiro privado de 12 hectáreas al aire libre, donde familias enteras, incluidos niñas y niños, pueden degustar este alimento, malteadas y disparar armas de grueso calibre en un ambiente militar al estilo de “La Tormenta del Desierto”.

“Usted tendrá la oportunidad de disparar una amplia gama de armas automáticas y armamento especial. Podrá escoger las armas que quiera dispara de su extensa colección. La selección del calibre 50 incluye el rifle de francotirador Barret, la Browning BMG (“Ma Deuce”), y la Desert Eagle. Incluso tienen armas de fuego reales utilizadas en varios éxitos de Hollywood como Terminator o Rambo II. El costo por persona, incluidos los alimentos, es de 206 dólares por persona, señala su página de Internet.

En Orlando, ubicada frente a una feria de juegos mecánicos, al lado de restaurantes de comida rápida y hoteles para turistas se encuentra “Machine Gun América” donde una amable joven rubia ofrece las opciones y paquetes para quienes buscan afinar su puntería o aprender a disparar con una AK-47, un revolver, una ametralladora, un rifle de asalto AR-15 o cualquier otra que uno se imagine.

¿Puede entrar y practicar mi hijo de 16 años?, le digo en mi inglés básico a  la encargada del negocio quien acaba de atender y dar el paso a las cabinas de tiro tres jóvenes veinteañeros anglosajones quienes ya se disponen a escoger sus arsenales.

“Por supuesto. Son 20 dólares por 30 minutos de tiro. ¿Ya han disparado antes? No hay problema, se les da un breve adiestramiento que consiste en un video de 10 minutos”, nos dice la encargada de Machine Gun América.

Claro que no tomamos la clase para convertirnos en sicarios y sólo vimos como disparaban los tres jóvenes en los stands lo mismo a una fotografía del desaparecido presidente venezolano Hugo Chávez; a otra del presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un; una imagen de Osama Bin Laden y otra de Hitler.

En una especie de antro o discoteca, este negocio exhibe videos de mujeres modelos enfundando armas de asalto, con la bandera de Estados Unidos a sus espaldas y montadas en vehículos todo terreno, como si se tratara de una guerra. Ahí mismo se venden souvenirs como cadenas con balas reales, termos en forma de misil, camisetas con armas impresas, llaveros en forma de pistola, entre muchos otros objetos.

A unas 200 millas de ahí, en la Ciudad de San Agustín, Florida, el primer lugar donde llegaron los españoles a lo que ahora es Estados Unidos en la época la Conquista, el pasado fin de semana se realizó una Feria de Armas, Shot Show o Top Gun.

Como si se tratara de una feria escolar o kermes, hombres, mujeres, jóvenes y muchos niños, recorren los puestos donde se exhiben en un auditorio frente a una escuela miles de armas de todos calibres, desde la tristemente famosa AR-15, usada en las recientes masacres en escuelas estadunidenses, hasta bazucas y granadas. Todo en un ambiente festivo.

En esta feria donde todos sonríen, compra hot dogs y sodas mientras prueban y compran armas en familia. Aquí parece que nadie se acuerda de la reciente tragedia de El Paso ni tampoco de la llamada “Masacre de San Valentín” del 14 de febrero de este 2018, cuando en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, el ex alumno de 19 años, Nikolas Cruz, armado con un fusil de asalto del tipo AR-15, asesinó a 17 personas, la mayoría adolescentes y dejó decenas heridos.

A bordo de su camioneta, una familia anglosajona conformada por papá, mamá, dos adolescentes y dos niños de seis y cuatro años, se retiran de la feria de armas después de haber comprado un rifle de asalto y una pistola calibre 45. Es una escena típica de un domingo en cualquier pequeña ciudad o pueblo estadunidense.

De acuerdo al Center for American Progress, organización estadounidense encargada de la investigación y defensa de políticas públicas y que cita registros de la Agencia Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, entre 2011 y 2016, al menos 106.000 armas fabricadas en Estados Unidos estuvieron vinculadas con actividades delictivas en México.

De esa cifra, 74.200 armas fueron compradas legalmente en territorio estadounidense. El informe también señala que cada año cerca de 213.000 armas de fuego son transportadas ilegalmente hacia territorio mexicano.