Redacción Mexicampo

En México se mantiene en desigualdad la repartición de la riqueza, una vez que dos terceras partes del patrimonio nacional está en manos del 10 por ciento de la gente más adinerada del país, lo que representa apenas el uno por ciento del total de sus habitantes, con lo que éste sector acapara además, la tercera parte de los activos totales, revela un informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL.)

El estudio “La distribución y desigualdad de los activos financieros y no financieros en México”, del investigador de Miguel del Castillo Negrete, para la CEPAL, destaca que “México se ubica entre los 20 países más ricos del mundo, pero también es considerado de las naciones que padecen más hambre».

En 2014 la riqueza total del país ascendió a 76.7 billones de pesos. El 37 por ciento de ella estaba en manos de los hogares, el gobierno administraba el 23 por ciento, las empresas privadas el 19 por ciento, las empresas públicas el 9 por ciento, el resto poseía el 7 por ciento y las instituciones financieras cinco puntos porcentuales.

En el estudio de 126 páginas, refiere que en promedio cada hogar tendría, si hubiera una distribución equitativa, 900 mil pesos en activos físicos (casas, terrenos, automóviles y diversos bienes del hogar), y financieros (dinero e inversiones financieras), monto que sería más que suficiente para que las personas tuvieran una vida holgada, cerca de 400 mil pesos por adulto, en promedio.

El investigador destaca que el 2015 había en el país tan sólo 211 mil contratos de mexicanos celebrados en casas de bolsa, con una inversión total por 16 billones de pesos, el 22 por ciento de la riqueza nacional.

El 11 por ciento de los contratos tienen un monto de inversión mayor a 500 millones de pesos y suman el 79.5 punto porcentuales del total de la inversión. Es decir, hay 23,000 personas (si asumimos un contrato por persona), que tienen el 80 por ciento de la inversión de la Bolsa Mexicana de Valores.

Por ello, México está presente en la lista de la revista Forbes, así como en los reportes que han elaborado las instituciones financieras encargadas de gestionar los fondos patrimoniales, quienes ven en el país un mercado al cual atender, Del Castillo Negrete.

Mencionó que en los últimos 11 años, entre 2003 y 2014, la riqueza del país aumentó a una tasa promedio anual de 7.9 por ciento, en términos reales, por lo que México duplicó el monto de su riqueza entre 2004 y 2014.

En cambio, el producto interno bruto tuvo un magro crecimiento de 2.6 por ciento promedios anuales en el mismo período. Esta disparidad entre el ritmo de aumento del producto y el de la riqueza provoca una mayor desigualdad.

Aquellos que disponen de activos financieros han visto incrementar su ingreso y patrimonio a un ritmo mayor que los trabajadores, cuyo ingreso y riqueza depende tan sólo de las percepciones producto de su empleo.

En los últimos años la tasa media de rendimiento del capital ha sido del 15 por ciento promedio anual (con un rango que va de 12 a 22 por ciento), mientras que el salario mínimo ha tenido un aumento promedio anual de 4 por ciento y las remuneraciones medias por persona ocupada de 3.8 por ciento promedio anual. Pese al bajo crecimiento de la economía, que preocupa a la mayoría de los economistas del país, la riqueza ha aumentado, principalmente la financiera.

En 2014 los extranjeros tenían siete puntos porcentuales de la riqueza nacional, es decir, 5.4 billones de pesos (687 mil 500 millones de dólares Paridad de Poder Adquisitivo). Por ello, en México el Producto Interno Bruto fue dos por ciento mayor al de las cifras ajustadas de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares 2002.

El Ingreso nacional (ha llegado a representar en algunos años más del tres por ciento). Cada año hay una transferencia neta de recursos hacia el exterior de 500 mil millones de pesos (62 mil millones de dólares PPA). Además, la economía nacional tiene un pasivo de 5 billones de pesos -deuda del gobierno pero principalmente de las empresas-, que se financia con 5.5 billones de pesos del exterior. Todo ello hace de México un país muy dependiente de los vaivenes del externos.

El “Índice de Gini”, utilizado para medir la desigualdad de ingresos que existe entre los ciudadanos de una nación también evidencia el tamaño de la desigualdad en México. Según el experto de la Oxfam, dicho parámetro es del 0.79 por ciento, lo que equivale a que el país está cada vez más cerca de la “desigualdad extrema”, es decir, el uno, que de la equidad absoluta.