Diego Ortiz-The Exodo

Staten Island, Nueva York.- En esta parte de Nueva York, una de las más conservadoras y en donde la comunidad anglosajona y las autoridades policiales han mantenido un rechazo y desprecio a los migrantes mexicanos, en medio de la pandemia del Covid-19 se empezaron a derrumbar esos prejuicios raciales por medio de una iniciativa del centro comunitario “La Colmena”.

María Melquiades y Maribel Torres, entre otras, mujeres mexicanas, migrantes que perdieron sus empleos como niñeras o limpiando casas, por su estatus migratorio no pudieron acceder a beneficios gubernamentales y decidieron empezar a coser literalmente una forma de ganar dinero mediante la confección de cubre bocas para mantener a sus familias y ayudar a otros trabajadores esenciales.

La directora de La Colmena, Yesenia Mata, destacó que se pensó también entregar los cubre bocas hechos a mano a trabajadores migrantes, policías, rescatistas, choferes de autobuses y enfermeras. “A los primeros que se entregaron esta semana fue a los policías y choferes de Staten Island”.

“Es algo inédito en medio de la pandemia.  Staten Island es la zona más conservadora, más antiinmigrante, donde los anglosajones y las autoridades ven con recelo y rechazo a los migrantes. Pues ahí, estas mujeres mexicanas fueron a donar los cubre bocas fabricados por ellas a los policías y choferes”.

En entrevista con The Exodo apuntó que una de las pocas cosas buenas de la pandemia es el espíritu de solidaridad. “Se está encontrando la gente y están peleando contra esa retórica en contra de los migrantes. La comunidad está cambiando totalmente y ya no vamos a dejar que esa retórica nos siga separando. En la isla no quieren a los inmigrantes y ahorita eso está cambiando”.

Yesenia Mata, hija de migrantes de San Luis Potosí, expuso lo que comentaron los policías cuando recibieron los cubre bocas: “No nos podemos entender por el idioma, pero lo cierto es que el amor es un lenguaje que sí podemos entender y aquí hay mucho amor y muchas buenas personas como estas mujeres”.

Los policías les regalaron a las mujeres un reconocimiento y les llamaron “esenciales” porque su trabajo es valioso para Nueva York.

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