NIÑOS, MUJERES Y JÓVENES: EL EXODO QUE CONFRONTO A PEÑA VS TRUMP
The Exodo/ Luis Carlos Rodríguez González
Desde un bebé de un mes de nacido, niños de entre 3 y 12 años de edad, hasta adolescentes, mujeres embarazadas y jóvenes conforman el grueso de la caravana de migrantes que busca huir de la violencia en Centroamérica y que derivó en acciones para militarizar la frontera sur de Estados Unidos, críticas severas por parte de Donald Trump al gobierno mexicano y por primera vez una respuesta directa del presidente Enrique Peña al mandatario estadunidense.
A lo largo de la ruta que inició en Centroamérica, cruzó hacia Tapachula, Chiapas, continuó en Oaxaca, Veracruz, Puebla y Ciudad de México, niñas y niños, algunos bebés son la otra cara de la migración, esa que desmiente el discurso oficial del gobierno estadunidense en el sentido de que quienes están arribando a su frontera son pandilleros, narcotraficantes y miembros de la Mara Salvatrucha.
César Joan es un bebé que tiene un mes de nacido. Es el más joven del éxodo que enfureció a Trump. Salió de Honduras junto con su madre Genesis, de 18 años de edad, huyendo de la violencia, la inseguridad y la miseria.
Con una pañalera al hombro, sin un dólar encima, con su bebé que llora por el calor o frio, por hambre, por las incomodidades de viajar en autobuses sin aire acondicionado, a veces durmiendo a la intemperie, Genesis busca llegar a la frontera norte, aún con las amenazas de la militarización fronteriza y las presiones del gobierno mexicano para desistir de su huida.
En los campamentos que se van instalando a lo largo de la ruta, decenas de niños migrantes se divierten ajenos al diferendo diplomático, lo mismo con una cascarita de futbol conformada por una selección variopinta y centroamericana que en su mayoría juegan y viajan descalzos, que son entretenidos por el payasito “Chocolate” en la población de Matías Romero, Oaxaca o rompen en una piñata con la figura de Mickey Mouse.
Ireneo Mújica, director de Pueblo Sin Fronteras y coordinador del “Viacrucis Migrante 2018” expuso que originalmente iniciaron la caravana alrededor de 300 niños y 400 mujeres. “Son bebés con pañales y biberones. Aquí no hay armas, ni delincuentes. Es falso que sean una amenaza para Estados Unidos y que se requiera movilizar militares en la frontera para detenerlos”.
“Lo grave de esta situación es que se están intercambiando vidas humanas, personas por mercancías. Trump está condicionando el TLCAN a que México detenga o desmovilice al Viacrucis Migrante 2018”, dijo en entrevista con The Exodo el vocero del Movimiento Migrante Mesoamericano, Rubén Figueroa.
Dijo que lo rescatable de esta situación es que el tema de la migración centroamericana que cruza por México, que está expuesta a fuertes y constantes redadas a partir de 2014 con el Plan Frontera Sur, que sufre el acoso del crimen organizado, se visibilizó y ahora lo que se tiene que buscar son acciones de fondo que permitan frenar la violencia en contra de este éxodo de migrantes.
Cuestionado sobre si dicha caravana, arribó a la Ciudad de México, se encuentra desmovilizada, dijo que eso es falso, ya que se siguen realizando acciones, foros y denuncias de lo que ocurre en su trayecto por México.
“Que si la caravana o viacrucis tiene ya sólo 300 personas o 500 o que son 1,500 eso es lo de menos. Ese no es el debate. El tema es que diariamente entran a México alrededor de 1,000 centroamericanos en busca de llegar a Estados Unidos, huyendo de la violencia, de la pobreza, de la falta de empleos en el llamado Triangulo del Norte que conforman Honduras, El Salvador y Guatemala”, apuntó.
Recordó que cada año entran en promedio 400 mil migrantes centroamericanos por la frontera sur de México. Algunos traficados por bandas transnacionales de “coyotes” o “polleros”. Otro porcentaje cruzan nuestro país por su cuenta, por lo que la caravana que enojo a Donald Trump sólo era un movimiento simbólico, que busca visibilizar el fenómeno migratorio y al final de cuentas, eso se logró.
Rubén Figueroa consideró que el gobierno mexicano “ha hecho muy bien su tarea” desde 2014, con el Plan Frontera Sur, instrumentado por el gobierno del presidente Enrique Peña, en materia de detención y deportaciones de migrantes. “Actualmente México detiene y deporta más centroamericanos, sobre todo hondureños, que Estados Unidos”.
Consideró que después de lo ocurrido en los últimos días, es necesario que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se pronuncie respecto a la grave situación que viven los migrantes centroamericanos en su cruce por México y el fortalecimiento de las redadas, detenciones y deportaciones por parte del gobierno mexicano desde el 2014, cuando inició el Plan Frontera Sur.
Un informe del Congreso de Estados Unidos reveló hace unos días que el Plan Frontera Sur, encabezado por el mexicano Instituto Nacional de Migración, ha sido impulsado directamente por el gobierno de Estados Unidos a través de la Iniciativa Mérida, para frenar el éxodo de migrantes centroamericanos en su ruta hacia la frontera norte.
Para ello, el Departamento de Estado ha proporcionado 24 millones de dólares en equipo (incluyendo quioscos móviles y caninos) y asistencia para capacitación de los funcionarios del Instituto Nacional de Migración que operan en la región fronteriza Sur. Además, “ha comprometido más de 75 millones de dólares más en esa área”.
El informe detalla que el Departamento de Defensa estadunidense también ha proporcionado capacitación y equipo a las fuerzas militares mexicanas con este mismo propósito: colaborar con el Programa Integral Frontera Sur y frenar la migración.