Que no le digan…

Por Mario A. Medina

Aquella enorme maqueta que todo mundo conocía en los medios, ejemplo de lo que sería la obra magna del peñismo, se mostraba majestuosa. Esa enorme X que daría cabida a cada posición de uno a uno de los aviones del NAICM en Texcoco, era el marco donde un grupo de diputados de la LXIII legislatura escuchaban las explicaciones de los avances de la obra.

Apuntaba los detalles de la explicación para redactar un boletín de prensa. Apenitas en la orilla de la fosa donde se asentaba aquella maqueta, un descuido mío me hizo caer, cimbré toda la obra a escala, lo que provocó las risas de los presentes, desde luego chistes: “Lo quieres echar abajo antes de tiempo”, “otro poco y te endrogas”, “¿Qué, no te gusta?”.

El diputado perredista Rafael Hernández Soriano presidía la Comisión Especial de Seguimiento a la Construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Luego de conocer la información oficial, acusó que el costo de la futura terminal aérea había rebasado “por mucho” los 160,000 millones de pesos que originalmente se habían previsto en septiembre de 2014. Era octubre de 2017.

Denunció “negligencias graves”. Se refería al impacto que sufrían las comunidades aledañas del aeropuerto de Texcoco por el lodo que se retiraba de la construcción y lamentaba que no existía “un plan detallado y acabado de interconectividad”. Aquellos señalamientos del legislador pocos ecos tuvieron en medios.

Importante es no olvidar la represión contra los campesinos de San Salvador Atenco, quienes se oponían a la construcción del aeropuerto Fox-Peña. Por cierto, el Parlamento Europeo como tal, no dejó escuchar su voz, el organismo que ayer guardó silencio, hoy se escandaliza.

Lo que vino ya lo conocemos. La decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador no tuvo regreso. Los ingenieros militares serían los responsables de construir el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, de inmediato vinieron los descalificativos de presuntos especialistas que hablaban de los “peligros” que iba a significar la tarea obradorista.

Aseguraban que el AIFA iba a interferir el tráfico aéreo de los aviones en los aeropuertos de Toluca y Benito Juárez, que podía haber una colisión de las aeronaves, que el cerro iba a interferir en las operaciones de aterrizaje y despegue, y bueno, un montón de información falsa, “la torre de control está ladeada”, “chueca”, “se va a caer”; los baños “parecen de pulquería”. ¡No, bueno!

A pesar de los descalificativos al trabajo de los ingenieros y arquitectos militares y muchos mexicanos que participaron en la construcción de una obra del tamaño como esta, este lunes 21, el AIFA despegará cuando aterricen, al principio sí, pocos vuelos de aerolíneas que se vieron tentadas a boicotear el vuelo del aeropuerto pero que con el paso de los meses se han ido percatando que la terminal no sólo es un hecho sino que “cumple con las especificaciones” de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), que regula el transporte aéreo en el mundo.

Todavía en estos últimos días hemos visto esfuerzos desesperados para descalificar al AIFA. Hablan de lo “lejos” que está el aeropuerto. ¡Por favor! ¿Qué aeropuerto en el mundo está a la puerta de la casa? Es narrativa barata para seguir descalificando. Las ciudades que tienen relativamente “cerca” sus aeropuertos, es porque durante muchos años fueron construyeron su infraestructura: tranvías, trenes, metro, autobuses, taxis, coche, y ahora, hasta Uber.

Por ejemplo, del aeropuerto Domodedovo al centro de Moscú se hacen entre 45 minutos a  una hora y media. De Central Park al John F. Kennedy, una hora y media sin tráfico. Al O’Hare Airport de Chicago, hasta más de dos horas. Los ejemplos son muchos.

Por fortuna, en las últimas semanas algunos medios de comunicación se han dado a la tarea de destacar la obra del AIFA, pero insisto, no se le da el mismo revuelo que sí tienen las notas descalificadoras. Por ejemplo, poco trascendió que la Agencia Federal de Aviación Civil (FAC) dio su certificación al aeropuerto. México es signatario desde 1944 del Convenio sobre Aviación Civil Internacional.

La guerra de descalificaciones no ha cejado. En estos días en un programa de la televisión, periodistas financieros ya anticipan el “fracaso” del Felipe Ángeles, pues afirman, “será insuficiente en el futuro”. Encontraste el AIFA, ha señalado la IATA, “es un logro importante para el país y para el sector del transporte aéreo.

Tampoco trascendió que representantes de diversas líneas aéreas internacionales como: Delta, KLM, United Airlines, Air France, Iberia, Avianca, Turkish Airlines, American Airlines, Emirates, Lufthansa, entre otras, tras una visita al AIFA no sólo se refirieron a la “belleza” del inmueble. Dijeron, por ejemplo, “se superaron las expectativas”, “es de primer nivel”, se hizo un trabajo “impresionante”, y destacaron su “seguridad”.

Por fortuna los mismos que descalificaron la decisión de construir el aeropuerto en Santa Lucía, como el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Francisco Cervantes Díaz, después de visitar en días pasados el nuevo aeropuerto, el diario El Financiero informó: “tanto él como el grupo de empresarios que lo acompañó quedaron impresionados”, y agregó lo dicho por el empresario, “comentó que él nunca se imaginó lo grande que quedó el aeropuerto, y que es una buena terminal aérea”.

Una cosa nos debe quedar clara y no sorprender, luego de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles estaremos viendo, escuchando más versiones falsas, marrulleras, “el papel del baño está rasposo”. Como esta, será sin lugar a dudas, la narrativa que nos taladrará en medios y redes sociales.

Mientras tanto, al inaugurarse este lunes el AIFA, se consumirá un triunfo del presidente Andrés Manuel López Obrador, no sólo sobre un grupo -a quienes les echó abajo su gran estafa-, sino a un clan, a una mafia que busca regresar al poder, que se sabe fuertemente golpeada, pero, hay que decirlo, no se ve noqueada y que todavía trae los guantes puestos.

Por lo mientras, no todos los días se inaugura un aeropuerto y menos por lo que este representa.

QUE NO LE CUENTEN…

Sí, me brincó la forma, la respuesta del presidente López Obrador al Parlamento Europeo. Creo que pudo ser duro, pero no rudo. Sin embargo, cuando uno identifica quiénes y porqué reclamaron al gobierno por la inseguridad que vivimos los periodistas en México, podemos entender el porqué del “tono” y la “rudeza”.

No debemos soslayar que la derecha de ese parlamento guardó silencio cuando la detención del fundador de Wikileaks, Julian Assange para ser extraditado de manera ilegal a Estados Unidos. Los únicos que reclamaron fue la izquierda de ese parlamento. La derecha se escondió. Claro, tiene que ver también con la reforma energética y personajes como Leopoldo López, amigo de Felipe Calderón.