Sin tanto rollo
Eduardo González Silva
El poderío de los Estados Unidos ha llevado a México a sudar sangre, con la amenaza de aplicar aranceles a todas las exportaciones mexicanas, que de haber ocurrido habría significado para el país, el aumento del IVA en 10 por ciento de un día para otro, la pérdida de 1.5 millones de empleos, y la caída de 1.2 por ciento del Producto Interno Bruto, situación de crisis económica que afectaría a toda la población, porque la administración de la cuarta transformación se negó a endurecer su política migratoria.
El problema no es migratorio, sino social y económico, es un éxodo de ciudadanos de América Central que huyen de la violencia y la inseguridad, sin embargo, los gobiernos del llamado Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras, y El Salvador), cínicamente han callado, y cerraron lo que tienen de boca.
El presidente chapin Jimmy Morales, el cachuco Juan Orlando Hernández, y el catracho Nayib Bukele, hasta el momento no han hecho ningún pronunciamiento al respecto. Personajes de dudosa figura uno que va de intento de comediante, otro con inicios paramilitares, y uno más, de origen palestino considerado entre los cinco hombres más ricos de su país que hace menos de un mes tomó posesión y a partir de ahí, se ha dedicado a pasear por Estados Unidos.
Tradicionalmente naciones aliadas incondicionales de la Unión Americana, cuyo territorio se utiliza como corredor para el paso de cargamentos de droga del narcotráfico internacional.
Crimen organizado que tiene protección de las pandillas centroamericanas: Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, que por décadas han operado con inaudito salvajismo contra la población, bajo completa complicidad de militares y cuerpos policiacos centroamericanos.
La situación es compleja, los últimos dos presidentes de cada uno de los tres países citados, están en cárceles estadunidenses, acusados de lavado de dinero. Y por si fuera poco los exiguos presupuestos de Guatemala, Honduras y El Salvador, son utilizados para comprar armas justo a los estadunidenses.
Sus economías se sostienen en 90 por ciento, de las remesas que envían sus conciudadanos que lograron llegar a conocer “el sueño americano”. Países con equipamiento militar denunciado por agencias internacionales, por ser una zona donde no hay abierto conflicto de guerra, condición que convierte a Centroamérica, con el arsenal más grande que hoy en día existe en el planeta, según cálculos éste puede ser mayor al que hay en Medio Oriente.
Pero la exigencia de la administración Trump es para México, de parar a cero lo que llaman migración irregular, y amenazan a nuestro país de imponer sanciones de carácter económico que a sabiendas que las consecuencias también serán para ellos: sus exportaciones de granos para México se verían afectadas entre 7.7 y 22.1 por ciento.
Por otro lado, aquí está por principio de cuentas la conspicua y corrupta prensa mexicana, que insiste en poner en duda el acuerdo logrado por Marcelo Ebrard ahora secretario de Relaciones Exteriores (SRE), con los operadores de Donald Trump.
México está contra la pared, al convertirse en tercer país, una vez que los ciudadanos principalmente centroamericanos deberán esperar aquí en los cruces fronterizos, la respuesta a su solicitud de asilo en la Unión Americana, que para empezar lleva cuatro meses y la terminación de la decisión al menos dos años.
El titular de la SRE, se convierte ahora en operadora para detener el éxodo también de haitianos, cubanos y africanos que entran por Chiapas.
En 45 días los americanos deben ver resultados, por ahora habrá que reconocer la capacidad de negociación de la delegación mexicana, que se sentó frente al equipo de Trump, y que dicho por Marcelo Ebrard, si en 90 día no hay resultados, se deberá convocar a una reunión que incluya la participación de Brasil, por donde ingresan ciudadanos extracontinentales, Panamá, a donde llegan cubanos y haitianos, con la asistencia de la ACNUR.
Si son 90 días, que resultan ser oro molido para México, que pone a por lo menos 6,000 elementos de la recién Guardia Nacional, a efectuar labores de contención de migrantes. Con un predicamento para el país, que deberá dar atención de salud, alimentación y techo al creciente número de indocumentados que llegan todos los días al país.
El gobierno de la 4t confía en que los Estados Unidos, den por iniciado los trabajos del Plan Integral de Desarrollo México-Sur-Centroamérica, tendiente a dar respuesta al problema migratorio y ayudar en su crecimiento y bienestar de su población, en la región más atrasada del continente.
Por lo pronto en lo interno las autoridades mexicanas deben agilizar también sus labores diplomáticas, hasta hace un par de días el Senado al fin ratificó a Ricardo Cantú y David Jiménez, como embajadores de México en El Salvador y Honduras, respectivamente.
Debe haber un llamado directo del presidente Andrés Manuel López Obrador, para quienes encabezan los gobiernos centroamericanos y su compromiso por participar en solucionar el éxodo de migrantes de poner un hasta aquí, a la violencia y la inseguridad que vive la población centroamericana, de lo contrario los aranceles se los van a aplicar a México tarde o temprano.