Ante la detección del Síndrome Blanco (SB) en corales de arrecifes del Caribe mexicano, el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (Inapesca) coadyuva, con instituciones académicas y gubernamentales, sector privado y sociedad civil, en el plan de acción dirigido a atender esta problemática.

Se busca mitigar los efectos de la enfermedad planteando objetivos a corto, mediano y largo plazos, dentro de los cuales se considera que el Inapesca participe en un proyecto para establecer el primer banco de germoplasma de corales para su conservación ex situ, a través del resguardo de muestras para su conservación en el Centro Regional de Investigación Acuícola y Pesquera en Puerto Morelos, Quintana Roo.

Cabe destacar que el Inapesca trabaja en un proyecto de restauración de arrecifes de coral, para lo cual producirá 265 mil colonias de coral en laboratorio, proyecto previsto para concluir en el año 2022.

Los arrecifes de coral son una barrera contra desastres naturales, un atractivo turístico y constituyen el hábitat de las especies de interés comercial en el estado de Quintana Roo, donde aproximadamente dos mil 500 productores se dedican a la pesca artesanal con producciones promedio de 700 toneladas de escama y 300 toneladas de langosta.

El SB es una enfermedad que afecta a las poblaciones de coral, se presenta en forma de círculos o parches blancos de tejido muerto en las estructuras coralinas y carcome la parte externa del coral, dejando al descubierto el esqueleto.

La presencia del SB en el mar Caribe mexicano ha motivado la puesta en marcha de un plan intensivo de monitoreo y talleres técnicos que han permitido para poder actuar de manera adecuada ante la contingencia.

Aún no se tiene identificado el agente patógeno causante de esta enfermedad y se le atribuye su rápido avance a la mala calidad del agua marina, resultado del pobre tratamiento de aguas residuales y la destrucción del hábitat costero, y a las mareas marrón, producto de la descomposición del sargazo.

En septiembre de 2014, se reportaron brotes de la enfermedad en los arrecifes al sudeste de Florida. Con el paso de los meses, este brote se intensificó y extendió, por lo que aumentaron los monitoreos para evaluar el avance de la enfermedad.

El Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos (PNAPM) detectó la presencia de esta enfermedad en verano de 2018 en el Caribe mexicano. El coral cerebro (Orbicella spp.) fue identificado con la mayor afectación.