• Solicitan que el Congreso de la Unión estudie y autorice recursos suficientes en 2020

Ciudad de México 19 de mayo de 2019.-Una nueva política gubernamental de producción, industrialización y comercialización de leche en el país, demandaron productores del sector social encabezados por el Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.

Por conducto de su dirigente, Álvaro González Muñoz, el gremio lechero –que aporta el 80 por ciento del volumen nacional—pidió al Presidente Andrés Manuel López Obrador “su intervención para poner fin al desorden en los diferentes procesos, y que se dé a la lechería mexicana la importancia social y económica que merece, en el contexto de atención alimentaria a más de 26 millones de mexicanos”.

Necesitamos que el gobierno federal precise esquemas de apoyo al sector pecuario lechero, tanto en el Plan Nacional de Desarrollo como en el Programa Nacional Agropecuario, en virtud de que un aumento de precio por litro no es suficiente para resolver el problema fundamental que arrastramos por más de dos décadas, dijo.

Álvaro González expresó que “esperamos que la Cámara de Diputados autorice en el presupuesto del 2020, recursos suficientes para que LICONSA, como empresa del Estado, se abastezca 100% de leche producida por mexicanos, fresca, pura, de alta calidad nutricional, y coadyuve a inhibir la migración a las grandes ciudades o al extranjero”.

Agregó que “los productores debemos tener certeza en cuanto a inversiones para reactivar el sistema productivo, rehabilitar más de 600 mil pequeñas unidades de producción y garantizar que esta industria eminentemente rural, sea una actividad viable, capaz de contribuir a que desaparezcan espectros de hambruna a la que están expuestos más de 26 millones de mexicanos en estado de pobreza extrema”. Esto, de acuerdo con datos recientes del INEGI.

Planteó que es responsabilidad del gobierno federal, informar a los pequeños y medianos productores de leche sobre pormenores en cuanto a condiciones comerciales del producto en el marco del T-MEC, en las mismas condiciones en que lo hicieron y consultaron los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.

Comprar leche extranjera en polvo y derivados lácteos “a ciegas”, fue consuetudinario en los pasados gobiernos, añadió y precisó que prácticamente siguen entrando a México “productos lácteos”, como les llaman las tiendas de autoservicio, sin calidad ni sanidad, fuera de regulación de parte de Salud y Profeco. Esto, además de ser fraude a los consumidores, es una competencia desleal para los productores nacionales.

Sobre el tema de las acciones fraudulentas, señaló que las tiendas de autoservicio tienen “marcas propias”. Lo que hacen es comprar “suero enriquecido” con supuestos minerales y proteínas, le agregan grasa vegetal y lo meten al mercado de leche y derivados, al mismo precio que la leche natural.

Son varios los factores que inciden en la problemática lechera en México. Destacan, primero, la falta de comprensión de las autoridades federales del daño al patrimonio nacional, representado por la cadena láctea, al permitir exceso y facilidades para importar y comercializar “las sobras lácteas”. Esto nos obliga a vender nuestro producto a la industria y al gobierno (LICONSA) a bajo precio. Hay que añadir que esta empresa adquiere bajos volúmenes, lo cual no ayuda a los pequeños y medianos productores.

En otro orden, indicó, se da la falta de ética de parte de la industria productora de leche en México, la cual privilegia la entrada de leche de segunda o tercera calidad proveniente de Estados Unidos. “Este mecanismo somete a los productores mexicanos a aceptar precios por debajo de los costos de producción.

El dirigente de los ganaderos lecheros, en entrevista, puntualizó que es más fácil para las autoridades mexicanas permitir la compra en el extranjero saldos de leche, que ponerse a trabajar para resolver un problema que afecta a 150 mil familias dedicadas a la ganadería lechera, y a más de un millón de empleos relacionados con el proceso productivo, en la industria, distribución y comercialización.

Además de estos elementos, en el país hay más de 500 empresas proveedoras de alimentos, de equipos para la ordeña, laboratorios, farmacias y profesionales veterinarios que viven en torno de la leche y sus derivados.