En México el inicio de la temporada de papa representa una importante fecha en el calendario agropecuario, porque es el séptimo cultivo más importante del país, al que se destinan más de 60 mil hectáreas que se concentran principalmente en los estados de Sonora, Sinaloa, Nuevo León y Veracruz.

Datos de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND), precisan que la producción de papa varía de los 1.7 a 1.8 millones de toneladas anuales, con un valor en el mercado de alrededor de 11 mil millones de pesos.

En nuestro país la producción de este tubérculo se destina principalmente al consumo nacional, pues de las 1.7 millones de toneladas producidas, sólo el 1.6 por ciento, se va para el mercado de exportación como: papas preparadas sin congelar (93 por ciento) y papas frescas (6 por ciento).

En contraste México importa, principalmente a Estados Unidos, más de 230 mil toneladas de papa en sus presentaciones de; preparadas congeladas (54 por ciento), frescas (41 por ciento) y papas preparadas sin congelar (5 por ciento).

Las condiciones climatológicas de México, entre los 20 y 25 grados centígrados, permiten que este tubérculo, que requiere de mucha humedad para el crecimiento de los brotes, se cultive sin mayor problema en 22 estados del país, favoreciendo el consumo per cápita que en 2016 fue de 14.9 kilogramos por persona, a pesar de la volatilidad del precio, que ha sido una constante en los últimos cuatro años.

Si bien es cierto que algunos factores climatológicos, como las sequías o inundaciones, han incidido en su producción,  la presencia de plagas y enfermedades en el cultivo de la papa, es la principal razón que impacta y disminuye seriamente la producción total.

El cultivo de papa es afectado por numerosos organismos patógenos pueden llegar a causar graves daños económicos a los productores, en algunas ocasiones, afectando el rendimiento y la calidad de las cosechas, mientras que en otros casos provocan la pérdida total de la cosecha.

Los principales patógenos enemigos de los cultivos son; los insectos, hongos, bacterias, nematodos y virus que atacan hojas, tallos, tubérculos, alteran el crecimiento de la planta y causan pudriciones o malformación,  y afectan la apariencia comercial y calidad culinaria de los tubérculos.

Por tanto para reducir el daño de las plagas y enfermedades en el cultivo, se requiere de realizar un manejo de protección y nutrición integrado de los cultivos. Este sistema utiliza varias medidas de prevención y control que permiten al productor reducir sus costos de producción, por el menor uso de plaguicidas, sin que disminuya la productividad y sin dañar al medio ambiente.

Es necesario que el sistema de protección brinde múltiples beneficios, incluyendo su capacidad de ajuste a una amplia gama de cultivos, ya sean extensivos o de especialidades; ofrecer tiempos de aplicación flexibles adecuados para un manejo integrado del control de plagas; entre otros.

Este tipo de métodos de protección y nutrición para los cultivos de papa son indispensables para lograr la Salud Vegetal de las siembras. La salud vegetal es la nueva filosofía enfocada en cuidar todo el ciclo del cultivo de forma integral, desde la siembra hasta la cosecha, desde el tratamiento de semillas hasta la mesa de los consumidores.

Esta filosofía representa una sinergia entre la protección de los cultivos de papa y las más modernas tecnologías que estimulen y fortalezcan la planta.

Cuidar el cultivo de este tubérculo, que ha sido durante más de nueve mil años fuente de alimentos rica en carbohidratos para el ser humano, es preservar esta planta herbácea originaria de la región del Antiplano Andino, ubicado en la región fronteriza entre Perú y Bolivia y que hoy es considera como el alimento más universal y consumido en todo el mundo.