A más de 500 años de consumada la caída de la Gran Tenochtitlán, y convertidos los naturales en esclavos, en la edificación del país la mano indígena ha estado siempre presente, y hasta nuestros días esa condición se mantiene, al desarrollar los trabajos más rudos y peor pagados, la población indígena.

Cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revelan que nueve de cada 100 trabajadores de la construcción son indígenas, con un promedio de 45 horas de trabajo a la semana, algunos más de 48 horas, y en ocasiones con solo dos o tres días laborables.

Carecen de seguridad social y apoyos económicos, además de que los trabajos de albañilería son una actividad peligrosa e insalubre, y por si fuera poco las condiciones en las que labora el personal son vulnerables, pues no tiene seguridad mínima. Además, 89.3% no cuenta con ningún tipo de seguridad social que por ley o derecho le corresponde.

Las entidades donde se concentra la mayor población de estos obreros son Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Veracruz, Ciudad de México, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y el Estado de México; 26.3 por ciento reside en zonas rurales, y 73.7 en áreas urbanas.

Números de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señalan que cada año, mueren a nivel mundial alrededor de 108 mil trabajadores de la construcción, en tanto que 2.4 millones de personas que se desempeñan en este sector, 99.6 por ciento  son hombres y 0.4 mujeres.

La edad promedio de quienes se dedican a la albañilería en el país, va de los 14 a los 37 años. De cada 100, 48 tienen entre 30 y 49 años de edad; 33, entre 14 y 29 años, de los cuales destaca que ocho son menores de 20 años.

Ante este adverso panorama, Juan Martín Espinoza Cárdenas, diputado federal del partido Movimiento Ciudadano, propuso crear un Fondo de Apoyo para los Trabajadores de la Construcción, administrado por el gobierno federal y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Espinoza Cárdenas, argumentó que tan sólo en 2015 se registraron 37 mil accidentes y 220 muertes. Además, la mayoría son asalariados y en promedio obtienen por hora trabajada 26.4 pesos; es decir, si laboraran un promedio de 8 horas diarias, apenas rebasarían los 200 pesos por día.

Refirió, que en México, el promedio de horas laborales es de ocho por día, durante cinco días, y de descanso dos, pero en la albañilería las horas laborales aumentan entre 45 y 48 por semana, lo que es considerado un exceso, y en la mayoría de los casos, no se paga tiempo extra.

El representante popular, mencionó que la mayor parte son contratados solo de forma verbal o a través de la subcontratación, comúnmente conocida como outsourcing, sistema que los deja en estado de vulnerabilidad, ya que la constructora o la empresa que los contrata, no se hace responsable si ocurriera un accidente o muerte durante el trabajo, lo que deja a su familia sin sostén económico.

Subrayó que su propuesta, se busca dar seguridad social a quien se dedica a este oficio por el estado de vulnerabilidad en que se encuentra, “ya que el Estado está obligado a que todas las personas deben gozar de los derechos humanos reconocidos en la Constitución, y en los tratados internacionales en los que México es parte, esto engloba a la salud, vivienda, salario digno y seguridad social”.

La reforma adiciona el Capítulo XVIII del Título Sexto y los artículos 353-V, 353-W y 353-X del citado ordenamiento, misma que fue turnada a la Comisiones del Trabajo y Previsión Social para dictamen.

Espinoza Cárdenas, puntualizó que se beneficiará a los trabajadores de uno de los sectores más peligrosos para desarrollar labores, pues diariamente se exponen a situaciones riesgosas y hasta de muerte. (REDACCIÓN MEXICAMPO).