Trasnacionales controlan el sistema alimentario en México: Poder del Consumidor
Ciudad de México, 11 de julio.- Preparan trasnacionales del sistema alimentario estrategia, ante la prohibición gradual de usar glifosato en México, y el consumo de maíz genéticamente modificado para consumo humano.
Así lo revela El Poder del Consumidor, en el primer estudio de caso de una serie de tres, titulado “Producción – La agenda detrás del glifosato y los maíces transgénicos”, en el que expone las estrategias que han elaborado empresas como Bayer-Monsanto, BASF, Cargill, Syngenta, Corteva, Bunge y DuPont, entre otras.
El estudio subraya que las corporaciones antes citadas, tienen el control de los alimentos en México. Que a través de diversas prácticas identificadas, industrias y funcionarios, se han organizado para frenar, debilitar o evitar la aprobación de medidas como el decreto presidencial en materia de glifosato y maíz transgénico, la Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo, y la iniciativa de Reformas a la Ley General de Salud en materia de Plaguicidas.
Precisa El Poder del Consumidor, que en el marco de las recientes presiones que México ha enfrentado para limitar los impactos negativos del uso del glifosato y el maíz transgénico, la investigación forma parte del proyecto “Bajo la mira: El control corporativo sobre los sistemas alimentarios en Mexico”. (ver sitio web).
El estudio tiene como objetivos, documentar las estrategias de influencia ejercidas por diferentes actores (entidades comerciales y sus representantes) en los espacios y procesos de toma de decisión en México; analizar y visibilizar las prácticas y vehículos de poder mediante las cuales, diferentes entidades comerciales (y sus representantes) moldean, retrasan o frenan la implementación de regulaciones y políticas públicas con impacto en la salud pública y el medio ambiente en México.
También visibilizan las propuestas de políticas y medidas regulatorias necesarias para proteger los bienes comunes (alimento-medio ambiente-salud).
Entre los actores aliados a estas corporaciones a nivel nacional, se identifican al Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), organizaciones como la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), y actores que ejercen cabildeo de alto nivel al interior del gobierno federal como el Secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, y exfuncionarios como Julio Scherer y Alfonso Romo.
Mientras tanto, en la esfera internacional, Estados Unidos ejerce presión a través del Tratado de Libre Comercio (T-MEC), actores como Katherine Tai, -representante de Comercio del país, y el Secretario de Agricultura- y anteriormente cabildero de la industria láctea, Tom Vilsack, además de organizaciones como la American Corn Grower’s Association.
Se recuerda que el glifosato, -herbicida ampliamente utilizado en la agricultura-, ha levantado preocupaciones a nivel global debido a sus impactos comprobados en la salud humana y el medio ambiente.
Diversos estudios han asociado el glifosato con mayor riesgo de diferentes tipos de cáncer, trastornos endocrinos y daños al sistema reproductivo.
El maíz transgénico ha estado en la mirada internacional durante años debido a los riesgos asociados con su siembra, consumo y liberación en el ambiente. El maíz es un cultivo fundamental en la dieta y la cultura mexicana, y la introducción de variedades transgénicas tendría consecuencias catastróficas en nuestro país.
Una de las principales preocupaciones es el impacto negativo en la diversidad genética de los maíces nativos, amenazando así la seguridad alimentaria y la autonomía de los pueblos y agricultores/as locales.
Además, la comunidad científica también ha mostrado preocupaciones sobre los efectos a largo plazo en la salud humana y el medio ambiente, razón por la cual expertos/as en la materia llaman a la aplicación del principio precautorio para así evitar su siembra y liberación.
Recientemente, Estados Unidos ha ejercido una fuerte presión sobre México a través del T-MEC para debilitar su postura firme frente a la importación de glifosato y maíces transgénicos.
Esto, pese a que instituciones como CONAHCYT han presentado diversas conferencias con expertos y revisiones integrales de la evidencia comprobando lo contrario. (Ver: Repositorio de efectos nocivos del herbicida glifosato: https://conahcyt.mx/cibiogem/sistema-nacional-de-informacion/documentos-y-actividades-en-bioseguridad/repositorio-glifosato?pagina=5&busqueda=).
Prácticas como la corrupción de la ciencia para beneficio de las corporaciones, el desconocimiento de evidencia que no conviene a sus intereses y la manipulación de la información a través de grupos fachada y cámaras industriales en los medios de comunicación, permiten influenciar en la esfera política, mientras que otras estrategias legales, como la presentación de amparos, se despliegan para intentar frenar aquellos avances regulatorios consolidados.
Frente a la presión de las grandes agroindustrias y sus aliados políticos, es crucial contar con regulaciones sólidas que consideren la evidencia libre de conflictos de interés y garanticen así la protección de la salud humana, el medio ambiente y la soberanía alimentaria.
La vigilancia de la ciudadanía, el sector académico y la sociedad civil organizada pueden hacer posible la creación de contrapesos y el impulso de acciones colectivas para la protección de nuestros maíces, tal como lo ha demostrado la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País.
Finalmente, EPC recordó que esta serie de estudios de caso buscan evidenciar las prácticas y vehículos de poder que permiten a una minoría de entidades corporativas ejercer el control en diferentes eslabones de los sistemas alimentarios en México, beneficiando a unos cuantos, a expensas de nuestra salud y el medio ambiente. Los dos casos de investigación serán presentados en los próximos meses. (Redacción MEXICAMPO).