* Obra de bioingeniería genética por la cultura azteca

* En riesgo la sobrevivencia de la región

* Sismos, invasiones y contaminación las principales causas

Redacción MEXICAMPO

Luego de los sismos de septiembre pasado, aunado a las invasiones permitidas por las autoridades capitalinas y los jefes delegacionales de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, de los años recientes, además del abandono y la alta contaminación, ponen en peligro la sobrevivencia de la zona chinampera del sur de la capital del país.

Ante ello, dicha región considera como obra de bioingeniería genética de la cultura azteca, es urgente rescatar, y volver a dar su importancia como productora de bioalimentación, refiere el investigador de la Universidad del Medio Ambiente, Francisco Bonilla Sevilla.

Aun en el siglo pasado, las chinampas representaban el sistema de cultivo de la zona lacustre del Valle de México, pero hoy en día es solo una pequeña parte de Xochimilco, la que muestra alguna de esa vocación.

“Diversas fundaciones ambientalistas han efectuado trabajos para determinar la posibilidad de restaurar los viejos sistemas de cultivo, con la finalidad de que la tierra tenga mayor valor como zona chinampera que como predio urbano”.

El catedrático recordó que antes de la conquista, los aztecas tuvieron a las chinampas como todo un sistema de lagos, en la región sur de la capital del país.

Bonilla Sevilla, resaltó el alto grado de depredación de la región,  con la sobre explotación de los cuerpos de agua existentes, llevados a cabo en los últimos 10 años, de manera irracional y sin previsión alguna, lo que hoy explica que grandes extensiones muestren el piso con enormes grietas y socavones que no terminan por aparecer por todos lados.

Resaltó que en la zona chinampera de la Ciudad de México, por siglos se llevó a cabo un tipo de agricultura que fue suficiente para dar de comer a más de un millón de personas.

Hizo notar que las chinampas son un tipo de intervención humana que logró mejorar los sistemas ecológicos, permitió el aumento de la superficie para el procesamiento de nutrientes y la capacidad de carga del sistema hidrológico, lo que a su vez, en su conjunto permite todavía la presencia de algunas poblaciones de aves, peces y árboles.