Alerta CEEY panorama económico incierto el resto del año
- El Banco de México ha aumentado su tasa de interés objetivo en tres ocasiones solo en lo que va del 2017
- La institución no consideró oportunamente la posibilidad de que hubiera problemas de eficiencia en los mercados financieros
Para lo que resta del año, el panorama económico del país se ve incierto, por las dificultades del Banco de México para controlar el deterioro de la inflación, por la caída constante en la confianza del consumidor y productor, así como un estancamiento en el mercado laboral, señaló el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Según el estudio Crecimiento Económico, Empleo e Inflación en México durante 1T 2017, elaborado por Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral, del CEEY, la tendencia al alza de la inflación se ha vuelto un desafío importante para la política monetaria implementada por el Banco de México.
De acuerdo al especialista, el 1T 2017 cerró con una inflación general anual de 4.98 %. Esta es una cifra elevada si se toma en cuenta que la cifra correspondiente al año 2016 fue de 2.8 % y que la meta inflacionaria del Banco de México es 3.0 % ± 1 punto porcentual.
Durante el mes de abril la inflación general anual continuó aumentando y se ubicó en 5.82 % al cierre del mes, mientras que en la primera quincena de mayo fue 6.17 % (la del mes de mayo cerró en 6.16 %).
Adicionalmente, las expectativas de inflación anual han venido creciendo a lo largo del año. De acuerdo a los especialistas del sector privado encuestados por Banco de México, en enero se esperaba una inflación anual general para 2017 de 5.3 % mientras que en la encuesta de abril la inflación general anual esperada fue de 5.7 %.
«El alza en el índice general de precios al consumidor durante 1T 2017 obedeció en mayor medida al incremento en la inflación no subyacente anual, la cual al cierre de 1T 2017 se elevó hasta un nivel de 7.3 % (y en abril llegó a 9.25 %). Dicho incremento se asocia principalmente con el aumento en los precios máximos de los combustibles y del transporte público en los primeros meses del año.
«Por su parte, la inflación subyacente también presentó un comportamiento desfavorable, registrando el mayor nivel desde 2012; en 1T 2017 se ubicó en 4.1 % (y al cierre del mes de abril alcanzó 4.72 %)», señala el documento. Este comportamiento sigue reflejando la elevada depreciación del peso durante 2016.
Dada esta trayectoria de la inflación, El especialista del CEEY señala que cabe preguntarse ¿ha sido correcta la política monetaria implementada por el Banco de México?
«Ante el incremento en la inflación observado durante el 1T 2017 y en las expectativas pronosticadas por los expertos del sector privado, el Banco de México ha aumentado su tasa de interés objetivo en tres ocasiones solo en lo que va del año, pasando de 5.75 % en enero a 6.75 % hacia mediados de mayo (desde diciembre de 2015 el Banco de México aumentó la tasa de referencia 9 veces, desde un nivel de 3.0%)».
Incluso Delajara apunta que mientras la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) subió su tasa de referencia tres veces, y en solo 0.75 puntos porcentuales, el Banco de México lo ha hecho en nueve ocasiones y en 3.75 puntos porcentuales, lo que no impidió ni la depreciación profunda del peso ni el posterior traspaso de la misma a los precios de bienes y servicios de consumo final y, por lo tanto, el aumento en la inflación.
¿Qué hizo mal el Banco de México? No actuó oportunamente respecto a dos amenazas importantes.
“Primero, no adoptó las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional de 2012 sobre la eventual conveniencia de implementar un marco institucional para la administración de flujos internacionales de capitales.” Lo que hubiera sido muy apropiado para enfrentar las consecuencias de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos.
«Segundo, no consideró la posibilidad de que hubiera problemas de eficiencia en los mercados financieros donde se determina el tipo de cambio: problemas de información asimétrica, de poder monopólico y de falta de bienes públicos».
Además, Delajara resaltó que dos eventos recientes parecen indicar que el mercado financiero mexicano efectivamente podría haber estado operando con ineficiencias graves, tanto en los mercados de deuda pública como en los de divisas, afectando así la tasa de interés y el tipo de cambio.
«El primero ocurrió el 19 de abril: la COFECE anunció que “los intermediarios financieros como instituciones de crédito, casas de bolsa o las sociedades de inversión serán investigados por posibles prácticas monopólicas absolutas en el mercado de la intermediación de valores de deuda” emitidos principalmente por el gobierno federal.
«El segundo sucedió el 25 de mayo, cuando el Banco de México anunció que se adhiere al Código Global de Conducta para los Mercados de Cambio del Banco Internacional de Pagos (BIS) -en cuya elaboración el Banco de México dice haber colaborado durante los dos años previos».
El especialista agregó que el Banco de México prefiere un enfoque preventivo, que en lugar de sancionar las malas conductas éstas se eviten mediante el seguimiento de prácticas que sean consistentes con el código de conducta.
«El Banco de México organizará el “Comité Cambiario Mexicano que se reunirá de manera frecuente para intercambiar puntos de vista entre los participantes del mercado y relacionados con los aspectos relevantes que afectan al mercado cambiario”.
Ya sea que la COFECE encuentre, pruebe y finalmente sancione prácticas monopólicas en los mercados de deuda, o que el Banco de México finalmente induzca a que de manera voluntaria los agentes limiten la especulación contra el peso en los mercados cambiarios a través del Comité Cambiario local, la afectación a la estabilidad macroeconómica de la economía mexicana ya es un hecho. Más aún, los resultados de estas dos iniciativas pueden tardar años en materializarse, concluye Delajara en este tema.
Confianza del consumidor y productor
En relación al índice de Confianza de Consumidores y Productores, Marcelo Delajara resaltó una tendencia negativa durante el último año, y las expectativas no son halagüeñas.
En cuanto al Índice de Confianza del Consumidor (ICC), que mide el grado de optimismo de los consumidores respecto a la situación económica del país y de los hogares, en 1T 2017 presentó una reducción de 16.5 % respecto al mismo periodo del año anterior. Ésta es la caída en la confianza del consumidor más brusca en lo que va del sexenio y es notablemente superior a la observada en 4T 2016 (8 %).
«Durante 1T 2017 mientras que el Índice de Miseria Económica (IME) presentó un repunte significativo producido por el bajo crecimiento en un ambiente en el que la inflación ha aumentado considerablemente, el ICC cayó durante todo el trimestre. El deterioro del ICC se debió a un mayor pesimismo en todos los subíndices (percepción sobre la situación actual del hogar y del país, situación esperada del hogar y el país en el horizonte de un año, y percepción de poder de compra de bienes durables).
En tanto, El Indicador de Confianza Empresarial (ICE) reportado por el INEGI, que permite conocer la opinión de los directivos empresariales acerca del clima de inversión y de la situación económica de las empresas y del país, continuó presentando una tendencia a la baja en los tres sectores económicos para los que se mide (construcción, comercio y manufacturas).
«En 1T 2017 entre los empresarios de la construcción el indicador presentó un decremento de 6.8 % respecto al mismo periodo del año anterior. Este decremento fue mucho más vigoroso que los ya registrados durante el 2016».
Mercado laboral
El empleo durante el 1T 2017 mantuvo las tendencias observadas durante todo el 2016.
El crecimiento del empleo formal se mantuvo consistentemente por encima del observado en el PIB. La tasa de desocupación continuó reduciéndose y se ubicó en 3.4 % en ese periodo, y ya presenta niveles similares a los registrados antes de la crisis global de 2008-2009.
«Asimismo, el comportamiento de estos indicadores podría ser un indicio de que el mercado laboral en su conjunto se acerca a una situación en la que mayores reducciones de la tasa de desocupación solo serían posible si los salarios aumentan a un mayor ritmo, Esta situación podría complicar aún más el contexto inflacionario por el que pasa la economía mexicana», señala el documento».
Actividad económica
De acuerdo con el anuncio del INEGI del día 22 de mayo, el PIB de México experimentó una variación anual (ajustada por estacionalidad) de 2.6 % en el 1T 2017. Este ritmo de crecimiento económico fue superior al que se registró en promedio durante 2016 (2.0 %) y, en particular al del 4T de 2016 (2.3 %). Por lo tanto, este desempeño de la economía refleja una continuación de la recuperación en el dinamismo económico que se observa desde 3T 2016.
«El dato de crecimiento de la economía reportado por el INEGI para el 1T 2017 fue superior al esperado. Los Especialistas en Economía del Sector Privado consultados por el Banco de México en enero de 2017 esperaban un crecimiento de 1.6 %. Aun así, para el resto de 2017 la expectativa sobre la tasa de crecimiento económico sigue estando sujeta a una elevada incertidumbre». señala Delajara.