Por Karla Navarro

 

Ensenada, Baja California. 12 de junio de 2017 .- Con submarinos operados a control remoto, científicos del grupo Arrecifes del Pacífico —de la Red Mexicana de Investigación Ecológica a Largo Plazo (RED MEX-LTER)— estudiarán las zonas arrecifales del Occidente del país para conocer su biodiversidad a profundidades entre los 50 y 100 metros.

La adquisición de los vehículos submarinos que transmiten información e imagen en tiempo real y capaces de sumergirse hasta a 300 metros de profundidad, fue financiada a través del fondo de Apoyo al Fortalecimiento y Desarrollo de la Infraestructura Científica y Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Luis Eduardo Calderón Aguilera, especialista del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), expuso que la mayoría de los estudios en México sobre ecología de arrecifes coralinos y rocosos se ha realizado hasta los 30 metros de profundidad, que es el límite máximo de buceo científico autónomo.

“Hasta ahora las aportaciones que hemos hecho han sido con observaciones directas por personas, pero realmente lo que sucede después de los 30 metros es todavía un enigma por razones físicas y tecnológicas”, comentó.

Indicó que los estudios que existen a mayores profundidades son muy puntuales y con observaciones que implican la utilización de redes de arrastre o dragas para la toma de sedimentos, lo que remueve los organismos presentes y provoca su muerte.

“La filosofía de nuestro grupo de trabajo ha sido hacer trabajos observacionales que no impliquen sacrificar organismos a menos que necesitemos el espécimen por tratarse de un nuevo registro; en realidad lo que nos interesa es conocer la abundancia, distribución y riqueza de las especies en profundidades de hasta 100 metros”, precisó el investigador y responsable del proyecto.

Video en tiempo real

Como parte del proyecto de la RED MEX-LTER, red temática del Conacyt, se adquirieron tres vehículos operados remotamente (ROV, por sus siglas en inglés), de dos tipos diferentes: VideoRay Pro 4 y Roveee.

Juan Manuel Galaviz López, técnico del Laboratorio de Ecología de Zonas Costeras del CICESE, que fue capacitado para operar los submarinos, explicó que ambos equipos son versátiles y tienen como función básica proveer una visión en vivo de un sitio por monitoreo de cámara, sistema de luces y sensores de profundidad, temperatura y rumbo.

Además, dependiendo de los requerimientos del estudio, es posible adaptar accesorios a los vehículos para que desempeñen funciones específicas adicionales, como la medición de variables físicas y químicas o la toma de muestras.

“Si nosotros quisiéramos hacer una prospección, trataríamos de que el vehículo bajara con la sonda para obtener los parámetros físico-químicos de la zona que estamos tratando de investigar o de conocer; si nuestra intención fuera sacar algún tipo de muestra, instalaríamos las tenazas”, ejemplificó.

Protocolo de preparación

Determinar qué implementos o accesorios serán útiles para la exploración e instalarlos es uno de los primeros pasos que se llevan a cabo antes de sumergir el vehículo en el océano.

Juan Manuel Galaviz refirió que existe un protocolo de preparación que consiste en revisar que el equipo, que funciona conectado por cable a una computadora portátil o una consola, esté funcionando adecuadamente en controles y desplazamiento.

“Se inspecciona visualmente tanto el equipo como el cable para asegurarnos que no haya ningún golpe y ya estando en el sitio lo primero que necesitamos es saber cuánto peso utilizar para dejarlo con flotabilidad neutra, positiva o negativa y cerciorarnos de que no se vaya de lado con los aditamentos y sobre todo que funcione ya en el agua”, detalló.

Gracias a que los vehículos tienen un peso menor a 20 kilogramos y dimensiones por debajo de un metro, es posible trasladarlos en lanchas o barcos pequeños al sitio de estudio, desde donde se desarrolla el protocolo de preparación.

Ecosistemas mesofóticos

La compra de los submarinos representará para este grupo interinstitucional la posibilidad de estudiar los ecosistemas mesofóticos, es decir, aquellos que por su profundidad tienen condiciones escasas de luz.

El doctor Luis Calderón subrayó que la importancia de conocer este tipo de ecosistemas es, en primera instancia, el conocimiento de su biodiversidad.

“No sabemos si puede haber especies con potencial biotecnológico y es parte fundamental del proyecto la estimación de poblaciones de importancia comercial cuya distribución sea entre los 50 y 100 metros de profundidad”, precisó.

Refirió que con apoyo de los vehículos se podrá evaluar la distribución, densidad y abundancia de especies de importancia económica a profundidades que con equipo autónomo no es posible.

El investigador del CICESE ejemplificó que en Baja California es urgente la atención al pepino de mar (Isostichopus fuscus), una especie de alto valor comercial que tiene una fuerte presión para ser aprovechada por el sector pesquero.

“Necesitamos saber si existen partes de la población a mayores profundidades y pensar en cuestiones de repoblamiento, conservación y variabilidad genética”, agregó. 

Investigación multidisciplinaria

El pepino de mar resulta apenas un ejemplo de los múltiples estudios que los investigadores de la red podrán desarrollar con la utilización de los submarinos.

El doctor Luis Calderón mencionó que en el caso de Bahía de la Paz, en Baja California Sur, existe la necesidad de evaluar las comunidades de peces de media agua y profundidad.

Indicó que en Bahía de Banderas, en Nayarit, los investigadores de la red están interesados en conocer hasta qué profundidad se distribuyen los corales hermatípicos.

Destacó que la utilización de los equipos se combina con la diversidad de especialistas que conforman la red y que podrán compartir la documentación que se obtenga en las diferentes zonas del país.

“Los equipos tienen cámaras de alta resolución y entonces no necesitamos estar todos al mismo tiempo en el momento en el que se trabaja, lo que lo haría muy caro, entonces un investigador puede trabajar en Puerto Vallarta, compartir el video y los investigadores que estamos en La Paz o en Ensenada estudiaremos las imágenes y analizaremos todo en su conjunto”, adelantó.