TAL CUAL

Luis Carlos Rodríguez González

El discurso del presidente Enrique Peña Nieto en respuesta al anuncio de militarizar la frontera norte y las severas críticas de Donald Trump al gobierno mexicano por su ineficiente actuar frente al “Viacrucis de Migrante 2018” fue sólo eso. Un triste discurso, plagado de demagogia, de un falso patriotismo que sólo encubrió la triste realidad de la política exterior mexicana que está subordinada a los intereses de Estados Unidos.

Aquí en México la corte de comentaristas de radio y televisión se desvivieron en aplausos y lisonjas al discurso presidencial que fue calificado por la prensa como “valiente”, “patriota” “que defiende la soberanía” y que “convoca a la unidad nacional”.

El malestar de Trump era básicamente por el avance de dicha caravana de migrantes conformada por más de 1,500 salvadoreños, hondureños y guatemaltecos y que buscan llegar a la frontera con Estados Unidos para pedir asilo.

De inmediato, el Gobierno de México empezó a desactivar y tratar de desmovilizar la caravana. A más millar de migrantes les ofreció visas temporales y la posibilidad de quedarse en México. Algunos fueron regresados a sus países. Otro porcentaje, unos 500, optaron por seguir la travesía rumbo al norte y se subieron en Lechería, Estado de México al tren conocido como “La Bestia”.

Mujeres, niños, adolescentes y jóvenes, en su mayoría abordaron “La Bestia” pero fueron detenidos en la población de Villagrán, en Guanajuato. La madrugada del sábado el tren se detuvo inexplicablemente y ahí llegaron varias camionetas con hombres armados, algunos decían que eran de la Empresa Ferromex. Los querían obligar a bajarse de los furgones retacados de migrantes.

Irineo Mújica, dirigente del Pueblo Sin Fronteras, dijo que existe una evidente “presión del Gobierno de Donald Trump por detener esta caravana. Nos dijeron los hombres armados que hay la orden del Gobierno Mexicano de que esta caravana no suba a la frontera. De inmediato desengancharon la locomotora y dejaron abandonados los furgones con casi 500 migrantes, la mayoría niños y mujeres”.

A media hora de Celaya dejaron tirados a  niños y mujeres sin agua, sin comida. Los adultos buscando algún alimento, a la expectativa del arribo de policías municipales, estatales o federales. Si bien todos tienen visas temporales, es un hecho que estas acciones son parte de la respuesta del Gobierno de Enrique Peña a Donald Trump para que los centroamericanos no lleguen a Tijuana o a Mexicali.

Los migrantes tienen permisos temporales para estar en México y desplazarse a donde quieran. No son ilegales. Sólo quieren llegar a la frontera y entregarse a autoridades migratorias de Estados Unidos para pedir asilo.

Claman por ayuda. Pero ni el patriota discurso presidencial, ni la demagogia de senadores como Zoé Robledo, Layda Sansores o Angélica de la Peña, que también tuvieron discursos en favor de los centroamericanos hace unos días este fin de semana.

Esta es la política migratoria de “La Bestia”. Por un lado, nos rasgamos las vestiduras y nos envolvemos en la bandera nacional en defensa de la soberanía y en la autodeterminación. Por el otro, actuamos como la “Border Patrol” de Trump región México. Hostigamos, detenemos y deportamos más migrantes que Estados Unidos. Tal Cual.

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