Por Pablo Miranda Ramírez

Zapopan, Jalisco. 7 de junio de 2018.- Quienes conocieron a la maestra Luz María Villarreal de Puga afirman que amaba las plantas más que a nada. Su afición a recolectar y clasificar plantas inició hace más de cuatro décadas, y en la actualidad su legado se conserva aún en el Herbario IBUG de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Ubicado en el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), el Herbario IBUG fue fundado en 1960 por la maestra Luz María, forma parte del Departamento de Botánica de la UdeG y es un punto de consulta botánico al almacenar más de 207 mil especímenes de plantas, principalmente del Occidente de México, dentro de sus instalaciones.

“Cuando hablamos de un herbario se suele pensar en una colección de plantas vivas o en un jardín de plantas medicinales, pero en realidad es una colección de plantas deshidratadas, almacenadas, preservadas y clasificadas según sus familias para su consulta. Es una colección científica de ejemplares”, explica Pablo Carrillo Reyes, encargado del Herbario IBUG.

La historia de este herbario va de la mano de la maestra Luz María quien, en 1960 y ya con 47 años de edad, inició con la recolección de plantas en la entonces Escuela de Agronomía de la UdeG. Posteriormente, la maestra se convirtió en docente y empezó a formar el herbario con muestras que sus alumnos recolectaban durante las excursiones.

La función principal del herbario es servir como un espacio de consulta de plantas, señala Pablo Carrillo. Para este fin, los ejemplares de la colección atraviesan por un proceso de preservación y clasificación, para después ser montados en una plataforma de papel que contiene la descripción y características de la especie.

Los estudiantes de CUCBA colaboran en el registro de las plantas que llegan a la colección. Crédito cortesía Jhonatan Dávila.

“Es una colección pública, así que cualquier persona puede venir a consultarla. Los ejemplares son base para muchos tipos de estudio; uno, para los que más frecuentemente se utilizan, es el trabajo que tiene que ver con florística, es decir, documentar la diversidad de plantas en una región”, sostiene Pablo Carrillo, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Banco de ADN e información

Aunque en un principio no se pensó en darle esa utilidad, actualmente el Herbario IBUG, además de ser fuente de información con sus miles de ejemplares, es un punto de referencia para investigadores que buscan trabajar con el ADN (ácido desoxirribonucleico), pues congrega en un solo lugar cientos de especies que en estado natural se encuentran geográficamente dispersas.

“A partir de principios de los 90, se volvió mucho más fácil secuenciar ADN de muestras para el estudio evolutivo, y uno de los procesos más seguros de extraer ADN es ir al campo y obtener una planta, pero si hay una colección de especímenes conservados, en muchos casos el ADN está preservado y puede ser útil”.

El también profesor investigador del CUCBA recalca que el herbario ha sido fuente de información para los científicos que buscan analizar ADN de especies con fines evolutivos, por lo que otra opción ha sido acudir al Herbario IBUG para solicitar muestras de las especies que se encuentran disponibles.

Pablo Carrillo Reyes sostiene que los investigadores del Instituto de Botánica han sido quienes aportan la mayoría de las plantas que se almacenan en el herbario; sin embargo, también los estudiantes colaboran con la recolección y montaje de otros especímenes, además de que otros se obtienen gracias a una red de colaboración con herbarios del país.

Además, para el trabajo de ADN en plantas, el herbario aprovecha los beneficios del Laboratorio Nacional de Identificación y Caracterización Vegetal (Laniveg), un espacio incorporado al programa de Laboratorios Nacionales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que se ubica en ese mismo campus.

Una biblioteca botánica

La maestra Luz María fue la mentora de muchos biólogos de CUCBA y fundadora del herbario. Crédito cortesía Jhonatan Dávila.

Un equipo integrado en su mayoría por estudiantes es el encargado de dar forma al Herbario IBUG. Mientras algunos de ellos se encargan de recolectar muestras, otros grupos son los encargados de dar seguimiento al registro de las plantas que ingresan o se dedican a preparar delicadamente las plantas para su almacenamiento.

Pablo Carrillo detalla que para que una planta ingrese al herbario primero debe de estar completamente seca y luego congelarse. Dentro del CUCBA se cuenta con equipo rústico y moderno para la deshidratación de los especímenes, que luego se guardan en congeladores para aumentar la posibilidad de conservación.

Una vez que las plantas atravesaron este proceso son tomadas por otro equipo que se encarga de montar los ejemplares en cartulinas. En esta etapa, las muestras son adheridas con hilo a una superficie y se les coloca una ficha informativa que contiene datos de la planta, como la ubicación geográfica donde se localizó o la familia a la que pertenece.

“Todos los ejemplares que ingresan al herbario, que recibimos de intercambio o incorporamos deben tener una etiqueta con toda su información, como nombre científico, localidad donde se encontró el ejemplar, coordenadas, altitud, etcétera. Si no cuenta con esa información, no la podemos recibir”.

Entre las rarezas que se encuentran en el Herbario IBUG están los ejemplares denominados isotipos y holotipos, pero también hay presencia de plantas que fueron recolectadas en 1887. Actualmente se trabaja en digitalizar la información de los especímenes del herbario para que sean de completo acceso vía Internet. (Agencia Informativa Conacyt).