24 enero, 2025
La flor de Nochebuena herencia prehispánica para el mundo

Ciudad de México, 6 de diciembre.- La producción mundial de la flor de nochebuena planta nacional y símbolo de la natividad en el orbe, mueve miles de millones de dólares anualmente. Los aztecas utilizaban la planta en celebraciones y rituales como símbolo de la pureza y la vida nueva de los guerreros.

Es Estados Unidos el principal mercado consumidor, con más de 35.0 millones de plantas vendidas al año. Naciones como Alemania y los Países Bajos, también se destacan en su comercialización, desarrollando variedades innovadoras y técnicas avanzadas de cultivo.

En México las plantas provienen para su comercialización de siete entidades, ventas que alcanzan más de 40.0 millones de piezas, sembradas es una superficie de 240.6 hectáreas.

El trabajo de los productores rurales del sur de la Ciudad de México, y de los estados de México, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca y Puebla, logra cubrir el abasto de la flor de nochebuena para la presente temporada decembrina.

En la Ciudad de México, se siembran alrededor de 3.6 millones de esta flor de origen mexicano en una superficie de más de 30.9 hectáreas ubicadas en las alcaldías de Xochimilco, Tláhuac, Tlalpan y Milpa Alta.

Para lograr las significativas cantidades de producción, los esquejes (tayos), se plantan en el mes de mayo, ya que el cultivo tarda aproximadamente ocho meses y se producen en más de 30 variedades, que destacan por sus colores: rojo, amarillo, rosa, blanco, rayado y marmoleado.

La mayor parte de la producción y consumo de la flor, 90 por ciento, es roja; cinco por ciento, blanca o amarilla, y el resto rosa, rosada o marmoleada.

De la producción total, Morelos participa con más de 6.5 millones de plantas; Puebla, con 2.6 millones; Jalisco, 1.7 millones; Estado de México, 858,989; Michoacán, 829,826, y Oaxaca, 17,093.

LA NOCHEBUENA HERENCIA PREHISPÁNICA

Esta flor herencia prehispánica, es de los símbolos más utilizados para representar la natividad, el nombre en náhuatl es Cuetlaxóchitl, que significa “flor que se marchita” o “flor de cuero”. Ya en la época colonial, los españoles bautizaron a la flor como “nochebuena”, debido a su aparición en diciembre. A partir del siglo XVII se convirtió en el símbolo de las fiestas decembrinas.

La planta es conocida también como flor de pascua, catalinas, estrella de navidad, y con su nombre náhuatl, cuetlaxóchitl, es la planta ornamental de más importancia en México, pero la tradición de adornar casas con esta especie viene de los países anglosajones.

Por estos días, la tierra de Xochimilco, Tláhuac, Magdalena Contreras y Milpa Alta al sur de la Ciudad de México, se tiñe de colores rojizos, rosados y amarillos en sus distintas variedades que crecen bajo los invernaderos de los productores de la zona, quienes tradicionalmente ofrecen esta planta nativa de México, cuyo mejoramiento genético de países como Estados Unidos, Holanda, Dinamarca y Alemania, permite ofrecer diversas variedades para los hogares de la aldea global en temporada decembrina.

De las 150 variedades comerciales de nochebuena que se producen hoy en el mundo, México cultiva alrededor de 40, y exporta esquejes –principalmente hacia Estados Unidos, Canadá y algunos países europeos–, que junto con geranio, belén de Nueva Guinea y suculentas aportan al país 30 millones de dólares.

El cultivo de esta flor también se realiza en el Estado de México, Morelos y, en los últimos años, se ha extendido hasta Guadalajara.

En México la comercialización se realiza principalmente en la Central de Abastos, y en los mercados capitalinos de Jamaica o Madre Selva, pero que también se envía el producto por carretera al norte del país a entidades como Baja California (Tijuana y Mexicali); a Sonora (Agua Prieta, Hermosillo y Ciudad Juárez); al sur del país llega a Yucatán (Mérida); a Veracruz (Coatzacoalcos9, y a Chiapas (San Cristóbal de las Casas).

Sin embargo, “cada año la cosa se pone más difícil por el encarecimiento de los productos que ocupamos y de todos los insumos y es más cara la vida cada día; las personas que antes compraban plantas prefieren comprar alimento y para nosotros es más difícil desplazar nuestro producto por todo esto que involucra la falta de economía de país y del mundo.

Acusa el floricultor Ulises Díaz Xolalpa, y expresa que por la invasión de Rusia a Ucrania se incrementaron en 100 por ciento todos los productos que requiere la producción de flor, como por ejemplo los fertilizantes, y si una planta ya terminada salía en 80 pesos se incrementó a 90 y 95 pesos.

Hay otros productos que se importan de Estados Unidos y si hay cambios de gobierno o alguna recesión pues se incrementa el dólar, “eso sí nos afecta, tenemos productos para controlar algunas enfermedades y para desarrollar la planta que no se producen en nuestro país, y si hay que importarlas se paga en dólares. Este año con la devaluación del peso los costos de producción se han incrementado 50 por ciento”.

Ante estas alzas los productores no pueden trasladar el costo total al consumidor y absorben la mayor parte para no afectar al consumidor, porque “lo que necesitamos es vender y si damos un producto caro pues tampoco vendemos”.

La demarcación de Xochimilco tiene el 50 por ciento de todo el mercado nacional de Nochebuena, aunque se resalta que gobiernos estatales otorgan subsidios y apoyos a los productores.

México, ha comenzado a desarrollar su propia genética y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), tiene registradas en el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), con derecho de obtentor 11 variedades. Para 2025 se espera tener disponibles comercialmente tres de ellas.

Arturo Cárdenas, director de Guía Verde, destaca que a través del desarrollo genético y la hibridación, la flor de nochebuena nativa de México, ha evolucionado mucho más allá de su tradicional rojo vibrante y existe amplia gama de colores, que incluyen tonos blancos, rosas, naranjas, amarillos, morados e incluso combinaciones moteadas y degradados.

“La globalización ha permitido que la flor de Nochebuena, originaria de México, se reinvente en el exterior con diferentes colores y formas, manteniendo su esencia como símbolo de festividad, unión y belleza.

Su impacto es tan fuerte que diciembre es considerado el mes de la Poinsettia en muchos países, haciendo de esta planta no solo un adorno, sino una embajadora cultural y económica que conecta tradiciones de todo el mundo”.

El experto remarca que la flor de Nochebuena es más que un adorno festivo: es una poderosa protagonista de la economía y la cultura”, demostrando que el pasado y el presente pueden florecer juntos”. (Redacción MEXICAMPO).

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