Irene Licona Ocaña

México es “un país hermoso” que no debe permitir ni la siembra de transgénicos, ni seguir permitiendo su importación, ya que tiene la capacidad y los recursos naturales para producir sus alimentos, lo único que falta que el Gobierno invierta en el campo para que vuelva a ser autosuficiente en la producción de alimentos; por lo que habrá que esperar a ver cuál será la propuesta al respecto, por parte de quien gobernará México en los próximos meses, declaró Steven M. Druker, investigador de los riesgos de los alimentos genéticamente modificados (GM); reconocido internacionalmente.

En conferencia de prensa, en la que se presentó su libro: “Genes alterados, verdad adulterada”, Druker,  documenta de manera pormenorizada cómo el gobierno de Estados Unidos ha engañado al mundo sobre los Organismos Genéticamente Modificado (OMG); engaños que han permitido que este tipo de alimentos permanezcan en el mercado, incluido México.

El también Premio de Luxemburgo –por sus logros en pro de la integridad ambiental- precisó “que uno de los más grandes engaños es el supuesto consenso de los expertos sobre que los alimentos transgénicos son seguros para la salud; ya que en realidad nunca ha habido un consenso científico genuino en el que se afirme que los alimentos GM son seguros. Muchos expertos eminentes han afirmado que el proceso de ingeniería genética aporta riesgos más altos que el de la reproducción natural; organismos e instituciones científicas respetables han  emitido advertencias respecto a ellos, como la Sociedad Real de Canadá y la Asociación Médica Británica”, advirtió.

Druker –quien ha participado en los comités de Seguridad Alimentaria en las conferencias organizadas por la National Research Council y la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos)- refirió que durante más de 25 años el gobierno de Estados Unidos ha engañado al mundo sobre los riesgos de los alimentos genéticamente modificados (GM); no sólo ha encubierto una gran cantidad de evidencia sustancial, también ha emitido declaraciones falsas y tergiversado muchos hechos clave. Esos engaños han sido esenciales para permitir que los alimentos transgénicos entren y permanezcan en el mercado. Si el gobierno hubiera dicho la verdad, la empresa de alimentos GM  seguramente habría colapsado.

Insistió que aunque se pretenda estar basada en ciencia sólida, la empresa global de reconfigurar la genética de los alimentos ha dependido sustancialmente de la propagación de falsedades. “Su avance y sobrevivencia han dependido de la distorsión de la realidad; al grado que después de más de 30 años de la creación de la primera planta transgénica, la mayoría –incluyendo periodistas, funcionarios de gobierno y científicos de todo el mundo- siguen siendo engañados acerca de los hechos importantes de los OGM”.

De ahí que exhortó a prensa mexicana a acabar con la confusión y desinformación que se da desde hace años alrededor del tema, informando y difundiendo investigaciones serias donde se advierte de los riesgos en la salud que conlleva el consumo de alimentos transgénicos, sino también la siembra de cultivos GM y su impacto al medio ambiente;  a la vez que reto a la  Academia de la Ciencia México –como en su momento lo hizo en su momento con la Academia de la Ciencia de Estados Unidos- a que demuestre con hechos, información sólida y argumentos que en lo que expuesto (en la obra) no hay falsedad; luego de que declararon que muchos de los informes vertidos en mi libro son mentira.

Contrario a lo que pudiera esperarse –abundó- no ha sido la industria biotecnológica la principal fuente de los engaños. Las principales tergiversaciones las han emitido científicos eminentes, instituciones científicas y agencias de gobierno como la FDA.

El también fundador de la Alianza para la Bio-Integridad manifestó que el hecho irrefutable de que los hechos se han distorsionado, se explica por las dudas expuestas respecto a la inseguridad de los alimentos transgénicos; porque si los en verdad fueran sostén de su seguridad no habrá necesidad de distorsionarse.

Más adelante Steven Druker señaló que el presidente Donald Trump ha declarado de los peligros que podrían presentarse con la firma el TLCAN, “pero el tráfico más peligroso viene a México a través de alimentos transgénicos; ya que existen evidencias sólidas que demuestran la presencia de maíz y soya tóxicos. De ahí que es tiempo de que México se despierte, que se levante y diga no a los transgénicos”.

En su oportunidad Antonio Turrent Fernández, ingeniero agrónomo de la Universidad de Chapingo informó que en “la dieta en México el maíz que el maíz provee el 53 por ciento de calorías y 29 por ciento de proteínas. Hay evidencia de que una fracción (no declarada por la industria nacional) de las 12 millones de toneladas importadas de maíz transgénico es añadida al maíz mexicano-no transgénico para producir harina de maíz que se consume como tortilla.  Siendo la población urbana es la más expuesta a este riesgo, que no consideran Trump ni el gobierno mexicano.”

En tanto que Adelita San Vicente Tello, Ingeniera Agrónoma por la Universidad Metropolitana (UAM) señaló que “En México se ha logrado detener la siembra de transgénicos para el consumo humano: tanto el cultivo de maíz genéticamente modificado, como el cultivo de soya transgénica se han suspendido en México, gracias a las acciones jurídicas impulsadas por la sociedad mexicana –sobre todo campesinos, que se han negado a que en el territorio se siembren estos cultivos; el algodón que, básicamente, se usa como fibra es el único cultivo transgénico a nivel comercial en nuestro país.

Los datos que hoy nos presenta el trascendente trabajo de Steve Drucker, nos da los elementos para el siguiente paso: suspender las importaciones de cultivos transgénicos, en particular de nuestro alimento básico, el maíz, que se autoriza con los engaños que se documentan en el libro que hoy se presenta” puntualizó.