Para que las cabeceras municipales de los estados, tengan mayores facultades, dado que ahí se conocen las deficiencias reales en el suministro de agua, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados plantea crear una nueva Ley de Aguas Nacionales.

“Es fundamental diseñar e implementar mecanismos que aseguren la transparencia de las concesiones, disponibilidad y extracciones en tiempo real que permitan saber el grado de sostenibilidad que tienen los acuíferos y mantos subterráneos”.

El documento “El manejo del agua con equidad”, el CEDRSSA precisa que es necesario reciclar las aguas residuales procedentes de la industria y de uso municipal para emplearlas en procesos industriales o de refrigeración, ya que así se optimiza la aplicación del líquido.

México, refiere, enfrenta grandes desafíos por la sobreexplotación de los acuíferos, la escasez de agua superficial, el desperdicio, el desarrollo socioeconómico y la falta de conciencia social sobre el cuidado del agua.

La agricultura es la principal usuaria, pero a la vez se le considera su principal contaminadora, debido al vacío en las políticas públicas con enfoque agroambiental que establezcan medidas que sirvan de control y monitoreo. Entre los sectores que generan más cargas contaminantes se encuentran la ganadería, la porcicultura y la producción de leche.

Además, prevalecen en el país desigualdades en el acceso al agua, mientras unas regiones la tienen por 12 horas, hay poblaciones lejanas que únicamente acceden a ella durante tres horas por mes, ante el desvío del agua de ciudades urbanas hacia usos comerciales, residenciales o turísticos.

El CEDRSSA subraya que México requiere mayor infraestructura y gran cantidad de rehabilitaciones, porque la falta de mantenimiento produce fugas, provocando pérdidas significativas de agua, que podría ser utilizada para consumo humano.

Alrededor de 2.5 millones de mexicanos no tienen acceso al agua, lo que genera enfermedades, deserción escolar, rezago, y por consiguiente, pobreza.

Detalla que mientras Islandia ocupa el primer lugar en disponibilidad de agua renovable, con más de medio millón de metros cúbicos al año por cada habitante, México tiene tres mil 656 metros cúbicos per cápita, ocupando el lugar 94 entre los países de mayor disponibilidad a escala mundial.

Las zonas centro y norte de México son, en su mayor parte, áridas o semiáridas: los estados norteños, por ejemplo, apenas reciben 25 por ciento de agua de lluvia. En el caso del sureste (Chiapas Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Tabasco) es lo contrario: reciben casi la mitad de lluvia (49.6 por ciento). En el sur también llueve mucho, no obstante, sus habitantes tienen menor acceso, pues no cuentan con los servicios básicos, como agua entubada dentro de la vivienda.

México se ubica en el séptimo lugar mundial en extracción de agua, destinando la mayoría a la agricultura (76 por ciento), muy poca para las actividades industriales (9.6 por ciento) y el restante 14.4 por ciento hacia el abastecimiento público.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, el 57 por ciento de este líquido se pierde en evaporación y por la ineficiente infraestructura de riego. La superficie irrigada es de 6.3 millones de hectáreas que aportan el 42 por ciento de la producción agrícola. Las pérdidas por filtración y evaporación ascienden a más de 60 por ciento de agua almacenada y distribuida para fines agrícolas.

En el país se tienen aproximadamente 50 mil 735 unidades de riego, de las cuales no se dispone de información detallada sobre usuarios, superficies, patrones de cultivos, estadísticas de producción agrícola y volúmenes de agua utilizados.

Se estima que la producción agrícola tendrá que aumentar en 70 por ciento para 2050, teniendo una función fundamental para la seguridad alimentaria mundial. Por ello, es importante planificar un mejor desempeño de las políticas públicas implementadas, así como un eficiente desempeño institucional y presupuestal.

El CEDRSSA indica que son diversos los retos en materia de gestión del agua, sobre todo de prevención y sostenibilidad ambiental, para que con un presupuesto programado y bien enfocado a los derechos humanos pueda existir distribución equitativa, uso óptimo, sostenibilidad en las cuencas, perspectiva de derechos humanos que permita hablar de cobertura universal, prevenir los efectos del cambio climático y fortalecer la cultura del cuidado, evitando la contaminación y sobreexplotación de los mantos acuíferos. (Redacción MEXICAMPO).