Para preservar el patrimonio cultural y natural de México, la Comisión de Pueblos Indígenas presentó el libro Comamos Identidad, cuyo autor, Juan Antonio Alavez, comparte la magia de la gastronomía de la comunidad autóctona Tacuate de Santa María Zacatepec, Putla, Oaxaca.

La presidenta de la instancia legislativa, Irma Juan Carlos, apuntó la relevancia de abrir espacios en la Cámara de Diputados para difundir el bagaje milenario indígena que coadyuve a fortalecer el patrimonio de las etnias.

Subrayó la importancia de proteger los conocimientos milenarios de la cocina originaria del pueblo tacuate, descendiente de los mixtecos, de trascendente identidad y riqueza cultural singular, citados en esta obra editada por la entonces Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

El diputado de Morena, Bonifacio Aguilar Linda, secretario de la Comisión, resaltó la contribución cultural e histórica de las 68 etnias, cuyos derechos son imprescindibles para garantizarles respeto y permanencia.

Invitó a conocer la obra Comamos Identidad, libro para compartir ideas y difundir el conocimiento de la cocina tacuate.

La legisladora de Morena, Beatriz Pérez López, integrante de la Comisión, apuntó que la comida es elemento vital que privilegia la convivencia de mujeres y hombres autóctonos para fortalecer los lazos de hermandad y solidaridad.

La gastronomía conlleva la identidad indígena y nacional en la celebración de bodas, bautizos, cumpleaños e incluso entierros y tequios. Convocó a promover el acervo histórico y cultural plasmado en la preparación de singulares alimentos en las cocinas autóctonas.

Juan Antonio Alavez, autor del libro, afirmó que a través de esta investigación se revaloran y rescatan las raíces y orígenes del pueblo tacuate, con lo que se mantiene vivo y vigente, y donde la comida se convierte en factor indispensable para conmemorar fechas importantes de la comunidad.

Subrayó que esta obra contribuye a evitar la discriminación de la cultura autóctona. Refirió que se originó en la inquietud por difundir el conocimiento de mujeres tacuate, que han hecho de la comida una expresión de sus raíces.

Yuri de Gortari Krauss, director general de la Escuela de Gastronomía Mexicana y Premio Nacional de Gastronomía, prologuista del libro, propuso alentar la identidad del país, heredada de los antepasados, a través de la comida indígena.

Refirió la relevancia de preservar la cocina de cada comunidad originaria y aprovechar la totalidad de los cultivos, como el chinchayote, raíz del chayote, convertida en ingrediente esencial de diversas preparaciones, como las tortitas capeadas.

Fluvio Hugo Guerra Lemus, representante de Pueblos y Barios Originarios de la alcaldía de Cuauhtémoc, refirió que este libro plasma no sólo los sentimientos del pueblo tacuate, sino la cultura gastronómica.

Propuso fomentar la gastronomía originaria porque es divisa de conocimiento, respeto y preservación de la cultura indígena.

La obra es una exquisita semblanza del espíritu de la gastronomía tacuate que incluye ingredientes sólo producidos en aquella región oaxaqueña, que dan sabor a los alimentos con técnicas culinarias de cocción y conservación, a través de 28 recetas de atoles, tamales, moles, salsas y diversos guisos, compartidas por 22 cocineras indígenas, sin faltar las tortillas hechas a mano, cocidas en un comal.

En las cocinas con piso de tierra, paredes de tablas y techos de teja o lámina, con ollas y cazuelas de barro humeantes en el fogón incendiado con leña se procesan guisos heredados por las abuelas y bisabuelas que se convierten en deleite del paladar y elevan el alma al degustar la combinación de singulares sabores.

A través de magníficas fotografías, cuyas imágenes parecen salir de las hojas y son imán para que el observador se sienta dentro de ellas, se descubre la magia gastronómica de la etnia tacuate, donde el molcajete y el metate son instrumentos indispensables para combinar cebolla, ajo, chiles, maíz, legumbres, frutas y azúcares.