TAL CUAL

Luis Carlos Rodríguez González-The Exodo

Por si alguna calamidad faltara por afectar a miles de migrantes centroamericanos, caribeños y africanos que se encuentran en México en busca de cruzar hacia a Estados Unidos llegó el coronavirus.

Ya tenían las amenazas de Donald Trump y la flexibilidad del Gobierno de México para frenarlos a cualquier costo. También ya estaban cercados por la Guardia Nacional convertida en Border Patrol versión mexicana frente a los aplausos y respaldo a la política antimigratoria del padre Alejandro Solalinde.

El coronavirus es el mejor pretexto y es el es más efectivo para Trump en el marco de su política antimigratoria. Le sirve más el virus que el muro fronterizo y que la Guardia Nacional juntos. Los migrantes seguirán siendo detenidos en el sur, en Chiapas y encerrados en las cárceles migratorias del Instituto Nacional de Migración, aún con los riesgos de que en caso de que alguno de los extranjeros se contagie ello se convierta en un foco de infección masiva.

Por lo que respecta a la frontera norte, ahí miles de migrantes extranjeros, pero también mexicanos que huyen de la violencia, están en alberges hacinados, en ocasiones en las calles, en espera de asilo por parte de Estados Unidos. Pues ahí estarán por meses porque Washington que estaba resolviendo a cuenta gotas las solicitudes, con la pandemia del Covid-19 cerrarán por más tiempo sus fronteras.

La tibia y desparecida Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) pidió al Gobierno de México medidas sanitarias para los miles de migrantes que se encuentran hacinados en las estaciones del Instituto Nacional de Migración, ante los riesgos que significa el encierro y la pandemia.

Organizaciones no gubernamentales como el Movimiento Migrante Mesoamericano también exigieron fin a la política de contención y encierro del gobierno mexicano, que se agudizará con la decisión de Marcelo Ebrard, el canciller, de recibir a los migrantes centroamericanos y mexicanos que estará regresando Estados Unidos.

El funcionario reveló que llegan a México por su frontera norte cada día unos mil 250, de los cuales alrededor de mil 100 son mexicanos y el resto centroamericanos o de otros países del Caribe o África.

Es la tormenta perfecta para el contagio. La contención y encierro en la frontera sur. El cierre de la frontera norte con pretexto del coronavirus y miles  encerrados en cárceles migratorias o hacinados en albergues o viviendo en las calles de Reynosa, Laredo, Juárez o Tijuana. Tal Cual.