DE NORTE A SUR

Guilermo Correra Bárcenas

  • Ahora desfile de presidenciales

Como muchos sabemos nuestra historia política moderna se cuenta más que nada por sexenios. Y hace seis años, finales de agosto de 2011, la efervescencia estaba en su apogeo por la irritación de un gobierno de derecha, el del panista Felipe Calderón Hinojosa, que tenía aterrada y molesta a la población; el interés con que una vez más –la segunda— se seguía la lucha de “El Peje” Andrés Manuel López Obrador por llegar a la Presidencia de la República; y la expectativa que provocaba el repetido nombre de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México, para competir por la “grande” a nombre del Partido Revolucionario Institucional. Fue la Confederación  Nacional Campesina (CNC), con Gerardo Sánchez García al frente, el sector que se adelantó a los demás para inclinarse a favor del mexiquense, durante el Congreso cenecista desarrollado en Metepec.

El 79 Congreso de la CNC empezará ahora el fin de semana y concluirá el próximo lunes en la ciudad de Zacatecas. El escenario parece repetirse en el hecho de que la figura presidencial no está en su mejor momento, que el Partido Acción Nacional (PAN) no se ha recuperado en cuanto a popularidad y que la de El Peje crece, según las encuestas, en tanto que la ciudadanía coincide en que el “indestructible” prepara el mayor de los fraudes posibles con tal de conservarse en el poder y no ver en riesgo futuro las reformas estructurales peñistas. Todo esto en un ambiente amenazador de parte de los Estados Unidos y de Donald Trump, que no se cansa de anunciar el entierro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con el argumento de que el gran perdedor es el país imperialista en la actualidad.

Por lo pronto el Encargado del Despacho de la Presidencia de la CNC, el duranguense José Rubén Escageda Jiménez; y el secretario de Organización, nativo de Jalisco, diputado federal Francisco Javier Santillán Oceguera, dejan en claro que los compromisos de la principal y más antigua institución campesina del país, son la de preservar la soberanía, confirmar su identidad nacional, defender la propiedad de la tierra y el agua de ejidatarios, comuneros, auténticos pequeños propietarios e indígenas de México, tramitar y obtener mayor presupuesto para los agricultores del campo, lograr mayores niveles de inversión y bienestar en apoyo a las mujeres y los jóvenes, que se trabaja activamente por abatir la pobreza en el sector agropecuario, que se apoya a la sociedad rural en el crecimiento económico y se pugna por acabar con la desigualdad.

En la misma convocatoria al 79 Congreso Extraordinario de la CNC denominado “El Campo: la Fortaleza de México” se hace un reconocimiento al actual gobierno y se habla, como a principios del sexenio, de continuar con la “Reforma Profunda al Campo”, tema considerado en la Programa de Acción del PRI, y de los logros que se esperan en favor de las futuras generaciones.

Pero ¿qué tan real es la llamada Reforma Profunda al Campo? ¿Existe? ¿Vamos a medias? Un documento del Senado de la República que da las bases del mencionado cambio que se quiere, porque es fácil deducir que no se ha obtenido, dice: Está demostrado que existen alternativas viables para resolver los grandes problemas del agro y de la soberanía alimentaria del país, así como caminos diferentes al del modelo de abandono del (sector agropecuario) y de privilegio a las importaciones y a las corporaciones agroalimentarias que nos ha sido impuesto desde hace tres décadas.

Hoy, la dependencia alimentaria, la malnutrición y la inseguridad alimentaria comprometen no solo los derechos y modos de vida, producción y cultura de millones de campesinos e indígenas, sino que a la vez, vulneran peligrosamente la independencia y la economía de la nación. En México, las organizaciones campesinas hemos sido conscientes de la necesidad de impulsar cambios de fondo para contribuir a la inclusión y al bienestar social de toda la población rural; así como construir condiciones para la realización plena de sus derechos y de su enorme potencial que coadyuve en la solución de los grandes problemas alimentarios, de empleo, ambientales, de seguridad y estabilidad del país. Es insostenible económica, social, política, ambiental y éticamente, continuar con: El modelo de dependencia alimentaria. Necesitamos uno nuevo, que sea integral, justo, equitativo, incluyente y humano con base en la soberanía alimentaria y en la autosuficiencia en la producción de los cultivos considerados como básicos y estratégicos en la Ley de Desarrollo Rural Sustentable.

Ese texto fue presentado en 2014, Hoy México importa alrededor del 50 por ciento de sus alimentos. O sea, se continúa con el modelo de dar prioridad a las compra de comida en el extranjero, principalmente a los paisanos de Donald Trump que dice estar “hasta la madre” dizque por haberle ido muy mal a los yanquis.

El texto de referencia –superextenso— denuncia más adelante al modelo de agricultura industrial, extractivista, que concentra inversión pública, subsidios, créditos, asistencia técnica, apoyos a la comercialización, en no más de 10 por ciento de las unidades de producción, consumiendo grandes cantidades de agua, energía fósil y agroquímicos; contaminando agua, tierra, aire, y emitiendo grandes cantidades de carbono en la atmósfera. Necesitamos –afirma la CNC— una forma de agricultura sustentable, compatible con la preservación de los suelos y demás recursos naturales y que valorice e invierta en la realización del enorme potencial productivo del 90 por ciento de las unidades de producción, pequeñas y medianas en su gran mayoría.

Acusa el modelo de exclusión social de los ejidos, comunidades, pueblos indígenas, mujeres y hombres del campo. No es posible que en la actualidad se pretenda invisibilizar a la población rural y negarle sus derechos individuales y colectivos a la tierra, territorio y a sus modos de vida, producción y cultura. En el documento se recuerda que gracias a la demanda y movilizaciones de las Organizaciones Campesinas y atendiendo a una convocatoria hecha el 6 de enero de 2014 por el propio Enrique Peña Nieto se discutieron las propuestas hechas a la Reforma Profunda al Campo, que se resumen en lo siguiente: Fortalecer la propiedad ejidal y comunal, garantizando el respeto a los derechos humanos y agrarios de la población rural; Garantizar la soberanía y seguridad alimentarias, mediante el establecimiento de un nuevo modelo de desarrollo rural sustentable orientado al bienestar de la población rural, para superar las asimetrías económicas, productivas y competitivas; y, entre otros muchos puntos más, una Nueva arquitectura del presupuesto orientado al campo.

A unos años de distancia, casi en el ocaso del actual gobierno sexenal, la Reforma Profunda al Campo ¿va? ¿Qué espera al sector rural si realmente Trump desmantela el TLCAN y continúa con las expulsiones de la población migrante mexicana, que cada año envía al país más de 25 mil millones de dólares? Como dijo Bob Dylan: La respuesta está en el viento.

DESDE EL CENTRO

Si nada falla, entre los invitados al congreso de la CNC no faltarán el Presidente Enrique Peña Nieto; los presidenciables José Antonio Meade Kuribreña, que sin ser del PRI ha estado en otras asambleas cenecistas en su calidad de miembro del Gabinete; José Narro Robles, de Salud; Aurelio Nuño, de Educación; y Luis Videgaray, el consentido del sexenio… Cualquier desplante tendrá su rigorosa interpretación… Y si de candidatos, o precandidatos es tema actual, no puede dejar de mencionarse que la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, será la próxima candidata al Gobierno de la Ciudad de México, postulada por MORENA, como indican las encuestas… Rocío Miranda Pérez, Presidenta de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, advirtió que la soberanía alimentaria, la migración así como el desmantelamiento y abandono del campo no se detendrá si el gobierno mexicano acepta las condicionantes de Estados Unidos en la  renegociación del TLCAN.

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