6 octubre, 2024

CONABIO conserva diversidad de agrosistemas tradicionales 

Ciudad de México, 3 de agosto de 2017., La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), busca establecer una política de estado que permita a México asegurar su seguridad y soberanía alimentaria al conservar la diversidad genética de los cultivos, afirmó José Sarukhán Kermez, Coordinador Nacional de la CONABIO al arrancar el Taller de Validación Final para el diseño del Proyecto Conservando la Agrobiodiversidad ante el Cambio Climático.

“Para lograrlo es importante la diversidad genética, de cultivos y plantas silvestres, el conocimiento cultural y tradicional desarrollado y el capital humano que puede trabajar en un alto nivel en México en esta materia”, afirmó Sarukhán Kermez.

Fernando Soto Baquero, Representante en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), expuso que la biodiversidad es esencialmente sinónimo de vida en la tierra y es esencial para la seguridad y soberanía alimentaria, la nutrición, y para producir alimentos nutritivos y abundantes de manera sostenible.

“Mantener la diversidad biológica es importante, tanto para producir alimentos como para conservar el fundamento mismo de la vida y los medios de subsistencia rurales de los que depende nuestro sistema alimentario”, manifestó el Representante de la FAO en México.

Soto Baquero afirmó que para la FAO es una gran oportunidad estar en alianza con CONABIO y poner a disposición sus capacidades técnicas y experiencia global sobre conservación de la diversidad genética en los agrosistemas tradicionales en el país.

El Proyecto se implementará en siete áreas: la región Tarahumara en Chihuahua, la Mesera Purépecha en Michoacán, la Zona Chinampera de la Ciudad de México, cinco municipios de Oaxaca y siete municipios de Chiapas, la región milpera de Yucatán y la región Carbonífera de Coahuila.

En el proyecto participan 15 instituciones federales, estatales, organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales y se espera inicie su implementación de 2018 a 2023.

A través de este proyecto, se impulsa el logro del Objetivo 2, Hambre Cero, de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, al mantener la diversidad genética de semillas y plantas cultivadas, así como el reparto de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales.

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