TAL CUAL

Luis Carlos Rodríguez González

Que nadie se diga ofendido, sorprendido o como una dedicatoria personal o que acusen de vende patrias si se debate o propone el tema en el actual sexenio de la Cuarta Transformación sobre calificar en México y Estados Unidos a los cárteles mexicanas como “narco terroristas”.

No es un debate nuevo. De hecho desde el gobierno de Felipe Calderón se empezó hablar del tema luego de su fallida y sangrienta Guerra contra el Narco que permaneció en el sexenio de Enrique Peña Nieto y que el actual gobierno de López Obrador no ha podido desactivar con abrazos y amenazas de acusar a sicarios, narcos y delincuentes con su mamá.

Sino mal recuerdo el primero que empezó, allá por 2008, hablar de la forma en que operaban algunos cárteles como “Los Zetas” con una estrategia para infundir terror, con descabezados, narco bloqueos, narco mantas, videos con torturas, con decapitaciones, fue el entonces secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna.

En una reunión con diputados federales en San Lázaro, con su balbuceante y a veces inentendible voz, el funcionario comparó la violencia de grupos extremistas y terroristas en otras partes del mundo con lo que ocurre en México y reprochó: “Si vamos al extremo, al terrorismo, valga el esquema, no hay manera de que pueda haber un grupo terrorista sin que tenga base social; eso, en la justa dimensión del narcotráfico, es lo mismo”.

Por aquellos años de los “daños colaterales” de Calderón, de masacres de jóvenes inocentes en Ciudad Juárez, de narco bloqueos un día sí y el otro también, de un casino incendiado por el narco en Monterrey con más de 50 muertos, la entonces bancada del PRI en San Lázaro, en voz del diputado federal Arturo Zamora Jiménez impulsó una reforma para catalogar y sancionar los actos de narco terrorismo.

De hecho la reforma al Código Penal Federal se aprobó el 15 de diciembre de 2010 donde se establece que los criminales que incurran en actos de terrorismo, incluyendo la colocación de mantas en vías públicas o la difusión de mensajes en las redes sociales, las acciones terroristas, como la explosión, la inundación o la colocación de cualquier explosivo o acto encaminado a atemorizar a la ciudadanía. Todas ellas tendrían penas de hasta 50 años de cárcel.

“Aunque el tema del narcoterrorismo lo quiera negar el gobierno federal, es una realidad en el país. Se han registrado diversas acciones en Morelia, en Nuevo León, entre otras zonas, que obligan a legislar sobre el tema”, dijo Arturo Zamora en tribuna al fundamental el dictamen.

Sin embargo, el Senado de la República “congeló” la reforma que buscaba por primera vez sancionar severamente el narco terror en México. Alguna vez el periodista Alejandro Almazán comentó al presentar una de sus novelas que las cabezas humanas que enviaba o dejaban los cárteles a sus rivales, a funcionarios o en general a la población era como una especie de “boletín de prensa” para atemorizar, para crear terror.

El debate es recurrente y le explotó el tema a la Cuarta Transformación con el peor acto de terrorismo en México contra inocentes -nueve mujeres y niños de la familia Lebarón- asesinados el pasado 4 de noviembre, con una reacción inmediata, con su obvio interés electoral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que su gobierno analiza catalogar a algunos cárteles mexicanos como grupos terroristas.

Más allá de las implicaciones que tenga el tema de la soberanía nacional, de que quieran acusar de vende patrias a los Lebarón por pronunciarse a favor de que se catalogue la masacre como un acto de terrorismo, lo cierto es que por dos sexenios los grupos criminales mexicanos han actuado y siguen operando con impunidad, infundiendo terror, masacrando y no se percibe ninguna estrategia del actual gobierno federal que termine con esta barbarie que asesina a mujeres, a niños, a inocentes. Tal Cual.

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