Por: Divulgación-CIMMYT

Texcoco, Edo. Méx., 28 de septiembre- “El maíz es una planta humana, cultural en el sentido más profundo del término, porque no existe sin la intervención inteligente y oportuna de la mano (…). Más que domesticada, la planta de maíz fue creada por el trabajo humano”, escribió el antropólogo mexicano Guillermo Bonfil para describir la estrecha relación entre el maíz y los mexicanos.

Esta relación, esta historia paralela que posiciona al maíz como un legado tanto biológico como cultural es precisamente una de las consideraciones que llevaron a que el 29 de septiembre fuera declarado Día Nacional del Maíz por el gobierno de México.

“Gracias al esfuerzo científico y de los agricultores del país, nuestra nación es depositaria en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con sede el municipio de Texcoco, Estado de México, de la colección de semillas de maíz nativas, criollas, y del Banco de Germoplasma de Maíz más grande del mundo”, se lee en el Dictamen de la Comisión de Gobernación y Población, a la Minuta con Proyecto de Decreto que contribuyó a que el día 29 de septiembre de cada año se declarara como el “Día Nacional del Maíz”.

La gran diversidad del maíz, sus formas tan variadas, su extensa gama de colores, sus sabores y expresiones culturales son reflejo de los pueblos y de las comunidades. El reto para México consiste en concretar acciones para preservar la biodiversidad y herencia de cultivo de los maíces nativos, por un lado, y transitar hacia un sistema agroalimentario más sólido y productivo porque, aunque México es autosuficiente en maíz blanco, depende cada vez más de las importaciones de maíz amarillo y, por lo tanto, retrocede en su objetivo para alcanzar la seguridad alimentaria -en el mercado internacional, México es el segundo mayor importador de maíz grano, seguido por Japón con adquisiciones similares. Si estas tendencias continúan, en menos de 10 años México necesitará importar un poco más de 18 millones de toneladas de maíz-.

¿Cómo lograr estos propósitos ante un contexto donde las prácticas agrícolas inadecuadas prevalecen, los jóvenes tienen poco interés en el campo, las tierras agrícolas se encuentran degradadas y el cambio climático amenaza la producción de maíz? Si bien las soluciones a estas complejas problemáticas han de surgir desde varios frentes, la agricultura sustentable es sin duda parte fundamental de la respuesta. Celebrar al maíz entonces, también implica reflexionar, actuar e innovar.

Con el 88.3 por ciento de participación en la producción nacional de granos, el cultivo de maíz también ocupa la mayor superficie de siembra, obteniéndose alrededor de 27 millones de toneladas de maíz anuales -lo que posiciona a México como el octavo productor mundial-. No obstante, mientras que en los principales países productores de maíz el rendimiento es superior a las 10 toneladas por hectárea -por ejemplo, en los Estados Unidos es de 11.9, en México este es de alrededor de 3.4 toneladas por hectárea.

“Hemos dejado el rastrojo en los terrenos y estamos viendo los buenos resultados porque ya no se están compactando. En el crecimiento de la mazorca también vemos los beneficios. Antes de una hectárea sacábamos unos 500 kilos de maíz y ahorita estamos ya pegándole a la tonelada en tan solo tres cuartos de hectárea”, comenta el señor Abundio Sánchez, productor de Tlaxiaco, Oaxaca quien recientemente, de la mano del equipo técnico del CIMMYT y sus colaboradores, ha comenzado a implementar prácticas sustentables para mejorar su milpa.

Como el señor Abundio, más de 300,000 productores de todas las escalas han adoptado prácticas sustentables en más de un millón de hectáreas gracias a los esfuerzos conjuntos de diversas instituciones y organizaciones que colaboran en alguna de las iniciativas impulsadas por el CIMMYT en México. Aunque en el contexto de la totalidad de productores -se estima que en México hay alrededor de 3.2 millones de productores de maíz- y superficie agrícola aún falta camino por recorrer, la producción sustentable de maíz sigue acumulando evidencias y testimonios que confirman su pertinencia y utilidad para construir sistemas agroalimentarios sólidos y resilientes.

“Hechos de maíz”, los mexicanos estamos orgullosos de ser los herederos de una cultura milenaria que evolucionó junto con esa planta que hoy nos da identidad. Sirva entonces el 29 de septiembre para celebrarla, pero también para reflexionar sobre las condiciones de su cultivo y, sobre todo, para impulsar su producción sustentable que es pertinente para conservar su biodiversidad, su herencia de cultivo y también para consolidar un sistema agroalimentario nacional sólido y rentable. (Redacción MEXICAMPO).